«Cruz Roja me salvó el pellejo y ahora, con tiempo, tengo la ocasión de devolverle aquello»

a. g. VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

martina miser

27 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Jesús Utrilla lleva colaborando desde el mes de marzo con la Cruz Roja. «En su momento tuve un accidente de moto y Cruz Roja me sacó del apuro, me llevó al hospital. En definitiva, me salvó el pellejo y desde entonces me sentí en deuda. Ahora, ya jubilado, tengo más tiempo y era la ocasión de devolverles aquella actuación», explica para relatar su compromiso con la organización. Jesús hace de todo. Va a la residencia de ancianos una vez por semana, hace visitas a domicilio, descarga alimentos donados por empresas y organiza un cinefórum cada quince días en el albergue. Él concluye el relatorio con un «y poco más» cuando ese «más», más que un poco es un bastante.

Su tabla de salvación

El contacto es mucho más intenso con las personas mayores. «Los ancianos se agarran a nosotros, sobre todo los que no tienen familia, como su tabla de salvación y acabas conociéndolos hasta por el nombre», explica. Sin embargo, con los albergados la relación es más fría. Entre otras cosas porque el contacto es mínimo ya que van rotando.

Ocho meses dan para mucho sobre todo, como apunta Jesús, cuando no desde fuera no se tiene ni idea de la tarea que realiza una organización como Cruz Roja. «Para mí eran los de las ambulancias y los que ves en la tele con las camillas. Y llegas aquí y es otra historia. Ves que el campo de acción es muchísimo más amplio de lo que te imaginabas. Lo que más me ha llamado la atención, y que me gusta mucho, es la organización que hay, y la prudencia que guardan, porque hay que recordar que atienden a personas con problemas. Son muy meticulosos», concluye