La mejor terapia

Roberto Antón PSICÓLOGO FAMILIAR

AROUSA

25 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En la actualidad podemos observar como los padres pueden elegir entre decenas de actividades para que sus hijos acudan fuera del horario escolar. Existe un debate sobre la conveniencia o no de tantas actividades, sobre los tiempos que pasan los niños asistiendo a las mismas e incluso se llega a decir que los padres las utilizan como lugares donde dejar aparcados a los niños. Independientemente de este debate, considero que las actividades extraescolares son, en general, magníficas herramientas para que los niños se desarrollen positivamente. Una oferta amplia les permite a los niños probar experiencias diversas, descubrir nuevos talentos y establecer relaciones sociales.

Incluso me atrevería a ir más allá. He descubierto que algunos niños con necesidades especiales se desarrollan en este tipo de contextos de modo casi milagroso. Chicos que son incapaces de estar sentados en su pupitre y hacer una tarea académica muestran capacidades desconocidas en entornos deportivos, llegando a capitanear equipos. Jóvenes catalogados como «carne de cañón» por sus profesores sacan a relucir su talento con un instrumento y niños que no demuestran interés por las asignaturas devoran las entrañas de aparatos tecnológicos para construir robots.

Cuando un niño destaca en una disciplina, se siente cómodo, su autoestima crece, y se genera una sensación de seguridad que puede ser exportable a otros ámbitos de su vida, por lo que ofrecer a nuestros hijos posibilidades para que se sientan capaces es una herramienta potente para lograr un desarrollo óptimo. He descubierto que, al igual que para los adultos, para los niños estar activo es la mejor terapia.