o creo que existan recetas mágicas para resolver las dificultades del ser humano, y obviamente, cada persona es un mundo y necesita una solución ajustada a si misma para solventar su situación. No obstante, si en alguna ocasión me viese en la tesitura de tener que ofrecer una única solución que pudiese aplicarse a múltiples problemas de diversa índole, señalaría, sin dudarlo, que la mejor opción es tratar de mantenerse activo.
Sin embargo, existe una construcción social generalizada que plantea que a medida que vamos cumpliendo años las posibilidades de mantenerse activos se reducen, e irremediablemente tenemos que enfrentarnos a un deterioro galopante que provoca que a partir de ciertas edades, estar activo sea una quimera.
Es cierto que determinadas enfermedades provocan dolor, dificultades para moverse como antes y que también existe una merma en nuestras capacidades físicas. No obstante, también es cierto que muchas personas demuestran día a día que la edad no es una barrera insalvable y cada vez podemos ver como más personas logran retos impensables a través del esfuerzo y de una dedicación constante a edades que resultaban inimaginables.
N Algunas de las características que se pueden observar en estas personas es la capacidad de continuar aprendiendo, la ilusión de poder lograr un nuevo objetivo y la constancia para mantener el esfuerzo y no claudicar ante las dificultades. No es relevante si esos logros se refieren a hacer calceta, participar en un coro, salir a bailar o correr una maratón, ya que el denominador común de todas estas personas es que disfrutan de aquello que hacen, convirtiéndose esa afición en una pasión que en ese momento les aferra a la vida con fuerza. Quizás sea imposible demostrar si esta actividad pueda alargar su esperanza de vida, pero de lo que no cabe duda es que mantenerse activos les permite conseguir calidad de vida, y ellos tienen la experiencia suficiente para saber que eso es lo que merece la pena.