Carlos Castaño es un hombre de turismo. Más que de turismo, tal vez habría que decir de playa. En sus manos están los chiringuitos del arenal más emblemático de la provincia y, probablemente, de toda Galicia: A Lanzada. Abrieron la semana pasada y espera, en los próximos días, que los bañistas lleguen en masa. «Ata agora, entre o tempo que fixo e que aínda non había vacacións escolares, non houbo moito movemento», explica. Cuando se le pregunta cómo se presenta el verano, Carlos Castaño no se atreve a hacer augurios. Sabe que es hablar por hablar, porque al final «todo vai depender do tempo». Eso sí, está convencido de que este año «o verán vai ser bo, igual que o ano pasado dixen que ía facer malo, e malo foi». Así que si Lorenzo aprieta, las cosas deberían sonreírle a los hosteleros a pie de playa. «Se vai sol e calor, e a xente vai á praia, sempre vai haber quen veña tomar algo, a comprar unha botella de auga ou a tomar un xeado», explica este hombre, que durante estos meses mira con atención la previsión meteorológica. En cualquier caso, y a priori, este empresario se alinea con los optimistas, con los que esperan que el verano del 2016 deje un buen sabor de boca a quienes comen de él. Desde la ubicación privilegiada de sus quioscos de A Lanzada, Carlos Castaño espera ser testigo de una excelente campaña que borre los malos recuerdos que han dejado temporadas que, como la pasada, estuvieron pasadas por agua.