De megáfonos y arrepentimientos

Antonio Garrido Viñas
Antonio Garrido DESDE LA BANDA

AROUSA

09 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La situación no es nueva. Ha pasado más de una vez y, lo que es más grave, en encuentros de la base. En algún viaje de vuelta en el autobús del equipo infantil la sensación de vergüenza ajena que sufrieron los que allí iban fue parecida a la que se vivió el pasado domingo en A Senra. Tampoco allí era la primera vez. La temporada pasada sucedió algo similar en Ribadumia. Lo que se empezó tomando como una gracieta para aliviar los malos partidos en los domingos en A Lomba ha tomado unos visos tan preocupantes que la junta directiva del Arousa no puede obviar. Cuentan que hace años un club tomó una decisión que a la postre fue vital en el crecimiento de un chaval que con el paso del tiempo ha llegado a lo más alto: prohibió a su padre acceder a las instalaciones de la entidad por el comportamiento que tenía tanto en los entrenamientos como en los partidos. «Si quiere llevarse al niño, hágalo, pero eso será malo para los dos. Si lo quiere dejar en el club hágalo, pero usted se quedará de puertas afuera. Y eso será bueno para los dos», le vinieron a decir. Aquel padre tomó la decisión acertada. A estas alturas ya está más que claro que la razón no la dan los gritos -muchos menos los insultos- y que a los megáfonos se les acaban las pilas. Pero también que algunos arrepentimientos duran hasta que se recargan las baterías.