La arqueta de Bamio vuelve a verter aguas fecales sin control

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Las huellas del vertido que se produjo ayer son evidentes y provocan malos olores.
Las huellas del vertido que se produjo ayer son evidentes y provocan malos olores. mónica ferreirós< / span>

El Concello argumenta que se debió a las operaciones que se están realizando para el cambio de los bombeos en la zona

07 jul 2015 . Actualizado a las 11:39 h.

No ha variado mucho el panorama en la zona de Bamio donde un arqueta lleva vomitando sus pestilencias desde hace muchos meses. Desde el Concello se argumentaba en marzo, cuando la denuncia saltó a las páginas de La Voz, que lo sucedido era algo puntual y subsanable. Ayer, quién sabe si también cualquier otro día sin que nadie se hubiera enterado, regresó.

El agua, las pestilentes aguas en realidad, brotaban de la arqueta en una cantidad más que notable. Con las aguas, grises, viajaban todo tipo de objetos. Las toallitas flotantes daban pistas de la procedencia y descartaban aquella idea que se lanzó desde el Concello el pasado mes de marzo, en la que se hablaba de un vertido puntual y de un líquido casi puro que llegaría de las escorrentías de Xiabre. Solo hace falta acercarse hasta el lugar para percatarse de que lo que por allí salió ayer y tantos otros días puede ser cualquier cosa menos agua de las escorrentías.

En realidad, el discurso de los técnicos ya ha cambiado. Ahora sí se reconoce que se han derivado hacia allí aguas fecales -aguas que, por cierto, se desparraman sin control por el lugar y que llegan al mar- pero se argumenta que se debe a una operación de más envergadura. Se trataría de la renovación de los sistemas de bombeo en Bamio, Carril y O Preguntoiro y esas obras son las que propiciaron, según explica el concejal Lino Mouriño, que las aguas fecales acabaran en Bamio durante varias horas en la jornada de ayer.

La zona es una carballeira espectacular que está comprendida entre la vieja cantera y el muelle de piedra que se utilizaba hace décadas para transportar las piedras. Un lugar magnífico pero que guarda rastros inequívocos de que los vertidos se venían sucediendo desde hace meses. La zona más cercana a la arqueta es una auténtica lameira en la que solo son capaces de crecer unas silvas que, eso sí, presentan una más que buena salud. Altas y vigorosas están.

La arqueta, que parece una fuente, estaba oculta por una profusa vegetación y unas labores de desbroce la sacaron a la luz hace unos meses. Tan pronto como los operarios vieron lo que allí sucedía trasladaron su preocupación. Ayer, varios meses después, el desánimo volvió a cundir ante el panorama que vieron.