Expertos en gestión

Roberto Antón EN PROCESO

AROUSA

26 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre me ha llamado la atención la capacidad de muchas personas para administrar los escasos recursos con los que cuentan para poder sobrevivir. Sería digno de estudio conocer cómo familias con varios miembros e hijos menores a cargo pueden llegar a fin de mes contando con ingresos exiguos y teniendo que afrontar gastos fijos que devoran los números de su cuenta corriente a principios de mes.

En ocasiones, la gente que no tiene esas dificultades piensa que gran parte de esos problemas se deben a una total desorganización económica, a gastos superfluos o a escasas habilidades para la gestión, pero están profundamente equivocados, ya que en la mayoría de las ocasiones estas familias tienen una capacidad de gestionar los escasos recursos con los que cuentan que deberían estudiarse en los másteres de economía de muchas facultades.

Mi experiencia en tratar con gente que vive este tipo de dificultades me permite concluir que en la mayoría de las ocasiones ellos han sido víctimas de situaciones de desigualdad desde su más tierna infancia, y han tenido que sobrevivir a situaciones que muchos no podemos siquiera imaginar.

O, simplemente, han tenido un golpe de mala suerte en su vida que, como una especie de lotería, los ha descolocado de un día para otro, pasando en muchas ocasiones de ser gente con un nivel de vida digno, a caer en el agujero de la exclusión social.

Una vez caídos en ese abismo todo empieza a complicarse, y muchos de ellos llegan a desear que el banco que le ha prestado el dinero para hacerse con su vivienda se quede definitivamente con ella.

Esto resulta paradójico, ya que después de haber pagado sus cuotas durante años, lo mejor que les puede pasar es que todo eso se olvide, y que se puedan deshacer de su casa para no quedar con una deuda que los mantenga prisioneros el resto de sus días.

Además de buenos gestores económicos, las personas que viven situaciones de este tipo acaban convirtiéndose en excelentes gestores emocionales, ya que para superar las dificultades del día a día cargando con la pesada losa de correr el riesgo de perder esa vivienda en la que tantas ilusiones habían depositado, es imprescindible mantener una estabilidad emocional al alcance de muy pocos.