Adiós al galpón de fin de semana

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

O GROVE

A principios del 2014, la APLU derribó una casa de madera en San Vicente; fue una de las once actuaciones en la comarca.
A principios del 2014, la APLU derribó una casa de madera en San Vicente; fue una de las once actuaciones en la comarca. martina miser < / span>

El 2015 arranca a golpe de piqueta. En enero, la APLU ha derribado en O Grove varias de esas microviviendas que asoman, como setas, en nuestra costa

01 feb 2015 . Actualizado a las 13:30 h.

Desde principio de año, dos viviendas prefabricadas y dos construcciones de obra para usos resisdenciales han caído bajo el poder devastador de la piqueta. Las edificaciones que acaban de pasar a la historia por obra y gracia de la Axencia de Protección Urbanística (APLU), llevaban tiempo formando parte del paisaje del lugar de Carrascales, en San Vicente do Grove, esa parroquia verde y azul que se ha convertido en símbolo de los mejores veranos de Arousa.

Como el estío al pie de las playas de San Vicente es irresistible, a lo largo de los años han sido muchos los que han caído en la tentación de construir pequeños galpones de lujo en los que disfrutar de las vacaciones, de los fines de semana y de todos los respiros que el calendario laboral les permita. Todas esas pequeñas construcciones ilegales han formado una pequeña constelación sobre la que la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística puso sus ojos hace ya algún tiempo. Y cada año, un puñado de propietarios tienen que despedirse de su rinconcito de fin de semana.

Para muestra, el 2014. El ejercicio que acaba de expirar dejó en la comarca el reguero de once derribos, y en buena parte de los casos la piqueta se alzó sobre galpones convertidos en viviendas. Ocurrió, por ejemplo, en Cambados. O, más en concreto, en el corazón del espacio natural Umia-O Grove, donde se había levantado una casita de madera desde la que los propietarios podían disfrutar del paraíso circundante. Fue derruida en febrero. Ese mismo mes caía otra vivienda de madera, bien envuelta en el verde de la vegetación de San Vicente do Grove. En el último trimestre del año, las máquinas volvieron a rugir en A Veiguiña (San Vicente do Grove), para retirar una vienda prefabricada. Y en Arnelas (Vilanova) para derribar una construcción de madera. Y también en O Castelete (Vilanova), donde alguien había instalado una casa prefabricada en primera línea de costa.

El repaso al 2014 deja claras dos cosas. La primera, que abundan en la comarca este tipo de construcciones, ilegalidades de pequeña intensidad. La segunda, que no hay un solo municipio que se libre de ellas.

De ello tomamos aún mayor conciencia si echamos la vista un poco más atrás: en el año 2013, la APLU actuó seis veces en la comarca. Las seis, en A Illa de Arousa, otro paraíso terrenal infestado de este tipo de construcciones. En esta localidad, el problema llegó a adquirir tintes dantescos en la década de los noventa, y en 1998 el Concello llegó a anunciar una campaña para intentar erradicar una práctica urbanística que amenzaba uno de los valores de la localidad: su paisaje.

 

 

Distintas tipologías

 

Repasando los datos de derribos de la APLU, aún podemos extraer una tercera conclusión sobre las edicicaciones con las que algunos propietarios de terrenos han intentado esquivar las normas. Y es que, puestos a hacerse con un refugio para las escapadas a la naturaleza, el ingenio se ha agudizado. Los galpones reconvertidos en pequeños chalés evolucionaron hacia otras formas de «fines de semana». Ahí están las caravanas que dejan de ser automóviles y se convierten en piezas fijas en el interior de fincas valladas; las casetas de metal que se utilizan en las obras rebautizadas con las comodidades de una casa; o las más modernas y cómodas viviendas prefabricadas, muchas de ellas dotadas de ese aspecto de cabaña idílica.

No hay municipio que se salve: las casetas de lujo afloran en casi toda la comarca

polémica ordenación del territorio

La Xunta anuncia que los controles en las zonas costeras seguirán durante este año

 

La Axencia de Protección Urbanística ha anunciado que, durante el año que acaba de comenzar, seguirá intensificando la vigilancia y el control sobre los municipios costeros. También pondrá el foco sobre aquellas localidades por las que discurren las distintas rutas del Camino de Santiago, sí, pero eso no implicará aflojar la tensión que se ha ido estableciendo con las localidades situadas junto al mar.

Porque esa tensión existe. Basta con ver las previsiones que la propia agencia maneja para un rincón del Concello de O Grove: en el lugar de Reboredo hay en marcha aproximadamente una veintena de expedientes con los que se pretende forzar a los propietarios de otras tantas parcelas a devolverlas a la legalidad. Es decir, a demoler lo que en su día construyeron sin licencia y sin posibilidad alguna de legalizar las estructuras.

Mientras la APLU prosigue su campaña de erradicación de este tipo de construcciones -mucho trabajo le queda aún a la piqueta-, otro factor parece haber llegado para evitar que esas edificaciones sigan asomando a un ritmo trepidante en cualquier rincón de nuestra costa. Sí, se trata de la crisis. Así lo sostienen varios arquitectos consultados. «En la época de la burbuja se hicieron muchas burradas, pero la crisis parece que ha venido a limpiar todo eso un poco. Y ahora, las pocas casas que se hacen se hacen con todas las de la ley».