El clan del Mulo llevaba dos años equipándose para descargar droga

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

AROUSA

En la nave de la imagen está la embarcación que los traficantes quería hacer pasar por pesquero.
En la nave de la imagen está la embarcación que los traficantes quería hacer pasar por pesquero. casal< / span>

Preparaba las embarcaciones en una nave alquilada en Bergantiños

22 ene 2015 . Actualizado a las 07:29 h.

Hacía casi dos años que la actividad había vuelto a una de las naves del astillero Roseva de Cabana (Bergantiños), aunque los vecinos no sospecharon en ningún momento que los que allí trabajaban estaban relacionados con el narcotráfico arousano. La instalación, que es una de las que todavía pertenece a la familia del fundador, fue alquilada y estaba siendo utilizada para «disfrazar» de pesquero una planeadora. Esa operación salió a la luz el día de Reyes, cuando agentes de la Policía Nacional y Aduanas entraron en la nave y se encontraron con la embarcación a punto de ser utilizada. Debía llevar hasta algún lugar de la costa la cocaína que viajaba en el Coral I y que fue interceptado en el Atlántico.

Si la planeadora, de casco azul y cubierta blanca, era el primer trabajo realizado en el astillero de Canduas solo lo sabe la investigación y los propios implicados. Lo que sí tienen claro los vecinos es que la actividad volvió a la zona a principios del 2013. Desde entonces escucharon ruidos que no les llamaron la atención porque se corresponden con los trabajos normales de un astillero. Sonaban rebarbadoras y cepillos, pero todos los consultados coinciden en que nunca vieron a nadie entrar o salir ni por tierra ni por mar.

Aparentemente dos años darían para «camuflar» muchas embarcaciones, pero ni el trabajo era regular ni se ha podido determinar cuántas personas lo realizaban. Nadie del entorno reconoce haber visto a los usuarios de la nave, que tampoco despertaron la curiosidad. En los bares de la zona no se habló del asunto e incluso la acción policial del 6 de enero pasó sin apenas pena ni gloria, sobre todo porque la mayor parte de los testigos la relacionaron con una cuestión económica, ya que la empresa entró en concurso de acreedores hace algo más de tres años. Pensaron que se trataba de un embargo.

El hecho de que los trabajos en la nave ya fueran detectados hace unos dos años, pone de manifiesto que la preparación del desembarco que fue atajado por la conocida como Operación Visillo había comenzado mucho tiempo atrás y, quizá, con más barcos.

Por los sonidos escuchados por los vecinos y el material que había en la nave, parece claro que en las instalaciones de Roseva únicamente se camufló una embarcación que en la Costa da Morte hubiera llamado mucho la atención. La forma en la que entró la lancha rápida, que tiene 20 metros de eslora y motores con 2.000 caballos de potencia, es sencilla.

El acceso por A Barra es relativamente sencillo si se hace con marea alta. Hace años que la arena invade el canal, pero desde hace tiempo hay unas boyas que marcan la parte de mayor profundidad. Los navegantes de la zona señalan que lo más complicado son los primeros metros, la bocana de la ensenada, y que el resto puede hacerse incluso a oscuras con los aparatos de navegación adecuados. Lo más difícil es el primer viaje, porque en los restantes son los aparatos los que reproducen el camino ya grabado.