Valga atesora sus viejas canciones

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Algunos de los autores del libro «Cancións da terra».
Algunos de los autores del libro «Cancións da terra».

Los niños de los colegios elaboran un libro con las cantigas de sus abuelos

22 nov 2014 . Actualizado a las 04:52 h.

La idea nació en las cabezas de Santi y Beti, los responsables de las bibliotecas públicas de Valga. Fue a ellos a quienes se les ocurrió recopilar las canciones tradicionales de la localidad, las que amenizaban los trabajos y los días de quienes viven en este rincón amable del Baixo Ulla. Ni cortos ni perezosos, pusieron a todo el pueblo a trabajar. Y trabajaron. Los profesores de los dos colegios, el de Cordeiro y el de Baño-Xanza, elaboraron unas fichas que enviaron a las casas de sus alumnos. Estos tenían que bucear en la memoria de sus abuelos, tíos, padres o vecinos, rebuscar entre sus recuerdos todo tipo de cantigas, escribirlas e ilustrarlas. Fueron muchas las fichas y los dibujos que volvieron a los colegios. Así nació Cancións da terra, un libro coral del que se han tirado muy poquitos ejemplares. Tan poquitos, que al Concello no le va a quedar más remedio que intentar hacer nuevas impresiones para que esta pequeña joya pueda llegar a todas las casas.

Pero vayamos por partes. Cancións da terra es un prodigio de memoria e imaginación. Por sus páginas discurren las letras de canciones que se cantaban en las fiestas de guardar, o mientras se realizaban los trabajos agrarios. Canciones que animaban romerías, foliadas y excursiones, y otras que hablaban de amores y desamores. Todas ellas, bien aderezadas por los dibujos elaborados por los rapaces. «Tiñamos moitísimas cancións e moitísimos debuxos», explicaba Santi, el bibliotecario, a los niños de los colegios. Así que hubo que cribar. Se escogieron las ilustraciones más bonitas y, también, «a menos, menos, bonita»: una suerte de «can, porco e crocodilo» que fue bautizado como Esekiel y que se ha convertido en la mascota de este libro de memorias colectivas.

Después de hacer un somero recorrido por las páginas del libro, un grupo de alumnos del Ferro Couselo se levantó y, acompañados a la guitarra por Miguel su profesor de música, entonaron el Ondiñas veñen. Luego les dieron el relevo sus anfitriones, los estudiantes de Baño-Xanza, que panderetas en mano, y guiados por el profesor Alberto, se cansaron de preguntarle a Carolina si bailaba o no, y con quién y con quién no. La canción, que tiene el efecto arrastre de los grandes temas, acabó siendo coreada por todos los que estaban en la sala. Y visto el nivel de los intérpretes, nació una nueva propuesta: editar un disco con las canciones recuperadas. Que vaya tomando nota el Concello: los jóvenes de Valga tienen los pies bien anclados en la tierra y la cabeza en el futuro.