La asamblea que la dirección reclamaba ayer para que los trabajadores diesen su opinión sobre la oferta del jueves se celebró, de hecho, prácticamente a la misma hora en la que los responsables de Lantero comparecían en el hotel de Caldas. Y su resultado fue el rechazo frontal a la posibilidad de paralizar la movilización. Jesús López, el presidente del comité, despedido en pleno paro, condensó sus conclusiones: «Es una tregua trampa sin garantías que solo nos debilitaría».
El comité argumenta que la empresa, en realidad, no renunciaría al ERE. Se trataría de aplazar su aplicación durante dos o tres semanas, sin garantías de que no fuese a ser ejecutado en caso de que las conversaciones fracasasen. El esfuerzo económico que la huelga supone para los trabajadores (el salario de 41 días ya) se convertiría, así, en papel mojado mientras la dirección habría aprovechado la tregua para reforzar su estocaje, previniendo un posible retorno a la huelga.
Pero, además, López niega las acusaciones de indefinición y asegura que el comité sí planteó una propuesta clara: «Negociar durante todo este fin de semana, 24 horas diarias si hiciese falta, con dos premisas, despidos traumáticos cero y negociación sobre prejubilaciones, medidas de tipo voluntario y el porcentaje y la forma de la reducción salarial». El objetivo, «alcanzar un acuerdo que la asamblea pudiese votar el domingo por la noche para volver al trabajo el lunes».