Tentáculos de la corrupción en Arousa

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Vilagarcía quedó con la boca abierta cuando supo que el expresidente local del PP, Pablo Crespo, figuraba entre los cabecillas de la Gürtel; luego vino la Campeón y ahora, la Púnica

09 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La comarca también tiene su lado oscuro, como bien es sabido por su relación histórica con el narcotráfico. Pero no deja de sorprender que hasta tres de las macrocausas que se investigan por corrupción alarguen sus tentáculos hasta las idílicas costas de la ría de Arousa. Porque así ocurre, y todavía podría haber más sorpresas si el coladero de la corrupción en la que se ha convertido España no deja de filtrar más lodos.

De todos modos, algo está cambiando en la ría para que de las rudas declaraciones de Laureano Oubiña en la Audiencia Nacional se haya pasado a las corbatas de Pablo Crespo o a los lujos exquisitos del empresario caído en desgracia Jorge Dorribo. Así son los nuevos tiempos, aunque para llegar a ellos se haya tenido que pasar, en algún caso, por los viejos métodos de blanqueo tan conocidos en Arousa. Al menos es lo que le ocurrió a Dorribo.

No fue ese el motivo de la caída del pontevedrés Pablo Crespo, que cumple más con el perfil de un profesional de la política elegante que dejó huella en Vilagarcía a finales de los noventa, cuando el estilo birrete se impuso en las filas populares frente a las boinas pasadas de moda. Pablo Crespo lo fue todo en el PP de Vilagarcía entre 1996 y 1999, cuando presidía la agrupación local, ejercía como secretario provincial, responsable de Organización y diputado autonómico. La debacle del partido en las municipales de 1999 le obligó a dejar Vilagarcía y alzó los vuelos de la gaviota hacia la capital. Los ciudadanos ya se habían olvidado de él cuando en el 2009 estalló la Gürtel y su nombre figuraba entre los supuestos cabecillas de una organización que tiene en Bárcenas su rostro más visible pero que hunde sus raíces en la fontanería del PP de Madrid, Valencia y Castilla-León. Tras tres años en la cárcel, espera paciente la celebración del juicio. Con discreción, pero seguro que no con tranquilidad, porque la operación no deja de dar sorpresas.

Como Crespo, tampoco Dorribo es natural de Vilagarcía, aunque tenía en la capital arousana chalé, yate y amigos. Hoy su vivienda está en ruinas y seguramente quien le pasaba la mano por el hombro hace años prefiera no acercarse a su sombra, que siempre tiene detrás a un agente de Aduanas.

La subasta de los Charlines

La operación Campeón, que sacó a la luz uno de los primeros casos de tráfico de influencias de los que ahora se estilan en Galicia, se destapó por causalidad en una investigación de narcotráfico; más bien de blanqueo de dinero. La Agencia Tributaria, escaldada por lo que había ocurrido en la Audiencia de Pontevedra cuando miembros de los Charlines recuperaron en subasta propiedades que les habían embargado, puso mayor celo en el macroproceso por blanqueo de capitales contra la familia y se cuidó mucho de vigilar quién se hacía con los bienes que habían salido a puja en el año 2010. Ante la sospecha de que testaferros suyos se hubiesen quedado con una nave en Vilanova, se autorizaron unas escuchas en las que figuraba la voz de Dorribo; en ellas no se hablaba de dinero del narcotráfico, pero sí de adjudicaciones cuando menos sospechosas a la empresa Nupel, propiedad del lucense. El empresario fue detenido y sus bienes embargados. Entre ellos, su yate y el chale de Carril que hoy es una ruina. Como Crespo, de las mansiones pasó a las estrecheces de una celda. Su futuro depende también de un fallo judicial.