Una isleña culpa al falso representante de artistas de un pufo de 2.000 euros en un hotel de O Grove

L. penide pontevedra / la voz

AROUSA

23 oct 2014 . Actualizado a las 12:56 h.

Hasta este martes, Javier Vázquez Ansorena, el joven sanxenxino que se hizo pasar por representante de Pablo Alborán y Mario Casas, carecía de antecedentes penales. Eso no significa que no sea ya un viejo conocido de las fuerzas del orden, en cuyas bases de datos su nombre acompaña a decenas y decenas de entradas en las que se hace referencia a supuestos delitos de estafa -cargo que le ha valido su primera condena, nueve meses de prisión- o, en menor medida, contra la seguridad del tráfico.

Los supuestos timos con los que se relaciona a este joven se reparten por distintos puntos del territorio nacional. En la localidad pacense de Barcarrota, los titulares de la discoteca Florida aún recuerdan los contactos que mantuvieron con el de Portonovo, mientras que en Albacete es una familia con raíces en A Illa de Arousa la que espera que el juicio de este martes espolee la instrucción judicial de la denuncia que, en su momento, interpusieron.

«É por un falso contrato que lle fixo á miña filla», explicó el padre de la afectada, quien prefirió permanecer en el anonimato. Tras precisar que su caso estaba parado pues se desconocía el paradero del joven, explicó que los desvelos comenzaron cuando Vázquez Ansorena conoció a su hija y «fíxolle un contrato de traballo para facer un videoclip con Pablo Alborán».

Reconoce que la joven participó en distintos eventos que, incluso, la trajeron a las Rías Baixas: «Pero non había nada. Paseino moi mal, pasámolo moi mal». El arousano recorrió buena parte de la piel de toro siguiendo los pasos de Vázquez Ansorena y su hija, quien «tivo que escapar del» cuando se hallaban en Sanxenxo.

Sostiene que el falso representante la convenció de su futuro como actriz, para lo cual, asegura, «montounos unha historia» que, supuestamente, incluía la búsqueda de un alojamiento en la capital de España en una residencia de monja y la inscripción en un curso de interpretación en una escuela de arte dramático. El padre reclama el dinero que puso para hacer realidad un sueño que se tornó pesadilla.

Alojado a cuerpo de rey

También lo recuerdan en el hotel de O Grove en el que, supuestamente, dejó un pufo de cerca de dos mil euros tras estar alojado varios días con la joven. «Vivía a cuerpo de rey», apuntaron ayer desde el establecimiento, al tiempo que incidieron en que, para dar visos de realidad a su engaño, no dudaba en dejar olvidados en la papelera de su habitación papeles en los que simulaba transferencias a Pablo Alborán.

«Tiven que pagar a parte da miña filla. De alí saíron pola porta de atrás escopeteados», concluyó el albaceteño.