Rías Baixas vuelve a pasar su examen más difícil

carmen garcía de burgos

AROUSA

Luis Gutiérrez cató más de un centenar de vinos ayer; y en ayunas, porque el hambre agudiza los sentidos.
Luis Gutiérrez cató más de un centenar de vinos ayer; y en ayunas, porque el hambre agudiza los sentidos. FOTO< / span> ramón leiro< / span>

14 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Lleva quince años metiendo las narices donde se lo piden. Luis Gutiérrez llegó el fin de semana a Pontevedra como representante de una de las guías de vino más conocidas y prestigiosas del mundo, The Wine Advocate. El norteamericano Robert Parker es quien la dirige en Estados Unidos, pero es Gutiérrez el encargado de transmitir a sus millares de lectores sus sensaciones acerca de los vinos españoles, chilenos y argentinos. Ayer le tocó catar y evaluar los elaborados en la Denominación de Orixe Rías Baixas.

Por su olfato y paladar pasaron más de cien botellas diferentes en un solo día. Comenzó en ayunas, porque el hambre agudiza los sentidos. A mediodía llevaba poco más de la mitad. Tiene terminantemente prohibido revelar ninguna información acerca de la puntuación que va a recibir cada uno de los vinos hasta que publique sus resultados, hacia el mes de diciembre. Así que, por el momento, solo se le pueden arrancar ideas generales que no desvelen ningún dato trascendental: «Tengo una idea bastante clara de cuál es el estilo de cada bodega, y pocas veces te equivocas. Grandísimas sorpresas no creo que me lleve... casi siempre se confirma la idea que ya tienes».

Hacía dieciséis meses -el ciclo marcado por su publicación- que no pisaba Galicia, aunque era la primera vez que venía oficialmente a catar albariño, ya que para la anterior edición fue su colega Neal Martin el encargado de valorar nuestros caldos. Aún así, es conocedor de la situación, no solo de Rías Baixas, si no de toda Galicia: «El 2013 es un año complicadillo; sé que el año pasado fue una vendimia complicada, y creo que este también». ¿La consecuencia? «Son vinos más ligeros. El 2013 ha sido complicado casi en todos los sitios, y cada denominación tiene sus características. También notas muchas diferencias entre un vino de O Salnés y uno de la Ribeira Sacra; y eso es lo que me gusta». Aunque, en realidad, es una apuesta particular de cada casa: «Depende de la bodega, algunas marcan más su huella y borran la del sitio».

Apasionado de su trabajo, es buen conocedor de la evolución que han sufrido en los últimos años los vinos de la DO Rías Baixas en cuanto a su popularidad fuera de nuestro país, aunque es consciente de sus limitaciones: «Claramente, de un vino que no estaba muy considerado, hay cada vez una idea de más calidad y es una zona con potencial. En el extranjero han empezado también a conocerlo; están hablando de vinos atlánticos». Pero advierte de que «tenemos que ser un poco realistas respecto a dónde estamos: todavía estamos empezando. Se nos va conociendo, pero poco. Creo que es muy malo creerse de buena as primeras el rey del mambo; queda mucho por recorrer pero nos van conociendo». En parte, gracias a The Wine Advocate, cuya última edición analizó 169 albariños, de los que solo 19 obtuvieron una puntuación superior a 92, y 6 alcanzaron los 93 puntos.

Aún así, se confiesa muy poco amigo de generalizar: «Es muy difícil hablar de una denominación grande más o menos en general, porque al final son más los apellidos de cada uno de los vinos los que marcan la diferencia. Meterlos en un paraguas de todos igual a mí no me gusta y creo que no es bueno, porque no son todos iguales. Y no solo aquí, ocurre en todo el mundo». Reconoce que, además de los catados oficialmente en el Pazo de Mugartegui, el fin de semana dio mucho de sí, y cuando se le pregunta por el menú ideal para degustar un buen albariño, se ciñe a los clásicos: marisco y, si es un caldo con más cuerpo, pescado, pero siempre con sabores marinos. Y, a continuación, explica que los vinos van evolucionando y adaptándose en cada región al resto de productos gastronómicos que caracterizan su dieta. Y en el caso de las Rías Baixas, admite, tenemos suerte.