La agonía del mar más rico del mundo

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

La situación de los bancos marisqueros envuelve al sector estractivo en una oscuridad desconocida desde hace años.
La situación de los bancos marisqueros envuelve al sector estractivo en una oscuridad desconocida desde hace años. martina miser< / span>

Los mariscadores siguen noqueados por el peor inicio de campaña que recuerdan los más veteranos. En tierra, las consecuencias de la escasez de marisco se amplifican

05 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre el estupor, el enfado y la risa nerviosa. Así volvían el miércoles a tierra los rañeiros arousanos. Tras palpar los fondos de la ría y haber constatado que el marisco escasea como nunca, los integrantes de la flota marisquera sacudían la cabeza al pensar en el invierno que se avecina. «Eu teño dous fillos pequenos, teño moito que criar, ¿como fago?», preguntaba un mariscador de A Illa agitando su magra bolsa de capturas. Los buenos precios alcanzados por el marisco en las lonjas sirvieron para mitigar la amargura. Pero solo un poco. «El otro día, en Cambados, se subastaron dos cajas de almeja rubia que era lo que podrían vender dos peixeiras en la plaza. Eran todas las capturas de esa especie de la flota de Cambados... Se vendan al precio que se vendan, el precio no va a compensar esa escasez», explicaba ayer un comprador de esta rula.

El miedo se ha adueñado de los mariscadores. «A xente está empezando a pensar que isto non ten futuro, que somos a última xeración», afirmaba esta semana el patrón mayor de Carril. Pero no se equivoquen: lo que ocurre en el mar no se queda en el mar. Los problemas llegan a tierra y se amplifican. «La comarca vive directa e indirectamente del mar. Si los mariscadores no ganan, tampoco compran. Sin marisco, las depuradoras y las conserveras -que son las empresas que hay aquí- se paran y sus trabajadores se van a la calle. Y tampoco compran». La reflexión la realiza Rocío Louzán, presidenta de Zona Aberta. Vilagarcía sigue siendo el referente comercial de la comarca y de cómo vaya el mar dependerá, en buena medida, cómo van las arcas de los negocios de la capital arousana.

Las palabras de Rocío Louzán trazan una ruta del desastre que es fácil rastrear sobre el terreno. Si no hay marisco, las arcas de las cofradías se ahogan, y los trabajadores de los pósitos con ellas. Si no hay marisco, las depuradoras no funcionan. El presidente de este colectivo empresarial, Ramón Blanco, reconocía ayer que el inicio de la campaña marisquera ha sido desastroso para su sector. Otros depuradores ahondaban en esa idea. «Las capturas están siendo ahora peores que al cierre de la campaña anterior. Eso es un drama, algo que nunca se había producido». Y que coloca a quienes se dedican a comercializar marisco contra la espada y la pared, sin producto con el que trabajar, sin capacidad de atender la demanda de unos mercados volubles que no admiten ni errores, ni ausencias.

Si no hay marisco, tampoco las conserveras funcionan. En O Salnés proliferan las empresas de tamaño medio, las que han hecho bandera de la calidad y han logrado distinguirse en el mercado por enlatar el auténtico mar gallego. Estas también han recibido como una bofetada los resultados del inicio de campaña. «El año pasado ya fue escaso, tenemos poco stock y estábamos esperando que llegase la campaña... Pero está resultando muy mal. Hay muy poco producto, a precio muy alto, y a las empresas nos está siendo imposible fabricar», explican desde Conservas de Cambados.

Depuradores y conserveros están pendientes de la apertura, mañana, de la campaña marisquera en la ría de Noia. Aunque no son demasiado optimistas -al fin y al cabo, el 80 % del berberecho no ha alcanzado aún la talla comercial- quieren confiar en que la cantidad de marisco que llegue a tierra les permitirá alimentar unos negocios que también están en crisis.

Pero mientras el primer eslabón de la cadena, la ría, no recupere la solidez de antaño, toda la cadena se tambaleará. Y los municipios costeros seguirán «afogados» por un mar hostil.