El beneficio que dan de las bateas se redujo a la mitad en la última década

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

AROUSA

De media, los viveros flotantes pasaron de generar unos 40.000 euros brutos en el 2003 a tan solo 22.000 en el 2013; además, los costes de producción se encarecieron

09 sep 2014 . Actualizado a las 06:54 h.

«Unha batea que hai dez anos che daba 50.000 euros agora soamente lle sacas 20.000, póñaste como te poñas. E a iso teslle que restar o que costa producir o mexillón, porque iso son ganancias brutas». La frase la pronuncia, a pie de un muelle barbanzano, un bateeiro enfadado. Como sale de una boca caliente por la peliaguda situación que vive el sector a cuenta de la marea roja, que aunque va remitiendo mantiene trastocado el mercado, puede pensarse que exagera. Así que se contrasta la afirmación con los datos que maneja Mar. Y la conclusión es que esos cálculos no van demasiado desencaminados. En el 2003, y a tenor de los datos relativos a la producción y volumen de negocio del bivalvo gallego aportados por la Xunta, cada batea generó una media de 40.000 euros anuales brutos. Diez años después, esa cantidad se redujo a la mitad.

Con los datos del último ejercicio cerrado en la mano, el 2013, y siempre utilizando como guía los números de la Xunta, cada batea genera una media de 22.000 euros anuales. Pero son brutos, por lo que hay que descontarle los costes de producción. ¿Qué porcentaje de esos 22.000 euros se les va en producir el bivalvo? Hay disparidad de opiniones. Pero todos los mejilloneros consultados sitúan los costes en una horquilla entre el 30 y en el 40%. Es decir, en el mejor de los casos, el beneficio neto que se logra sacar a una mejillonera al año es de unos 15.000 euros y en el peor de unos 13.000 euros.

Más allá de los números, no faltan productores que expliquen cuál es la diferencia entre hace una década y ahora: «Antes una familia podía vivir dunha única batea, agora é imposible». Señalan que da igual que el vivero esté en la parte exterior de la ría -donde habitualmente el mejillón es mejor- o en el fondo: «Non se da vivido dela, é imposible», espetan. Afortunadamente para sus economías, hay bastantes bateeiros que tienen más de un vivero. Pero no son todos, desde luego. Y menos en la ría de Arousa, el lugar donde más familias dependen de este sector. Los productores barbanzanos -los del norte de la ría y los de Muros- que pertenecen a alguna de las once agrupaciones que hay en la zona son 590. Y tienen un total de 932 bateas. Tocan a una media de un vivero y medio por cabeza. La conclusión es tan clara como dramática: hay muchas economías en apuros.

La asamblea celebrada el viernes en Boiro solo fue un pequeño paso en el largo camino que les queda por delante a los bateeiros para intentar recomponer un sector totalmente atomizado. Lo decían los propios convocantes, un grupo de bateeiros que claman por la unión de los productores para afrontar los nuevos desafíos que se le presentan al sector. Sin embargo, la reunión celebrada sí actuó de bálsamo contra el pesimismo. A su término, distintos productores señalaban que las cosas están muy difíciles pero que «parece que algo por fin se move». De momento, no se habla de crear ninguna plataforma nueva. Únicamente, se apela a usar las herramientas que ya hay: el consejo regulador, la denominación de origen y la única organización de productores, Opmega.