Goday, apellido de alcaldes, artistas y buenos hombres

AROUSA

ROSA ESTEVEZ

07 ago 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Cada dos años, los integrantes de la familia Goday se reúnen para rendir un homenaje a su propio apellido. Este año, el encuentro se celebrará en O Grove, la localidad que eligió José Goday Llauguer hace 200 años para instalar una factoría de salazón. Corría el 1814. La familia, de raíces catalanas, llevaba ya unos cuantos años rondando la ría de Arousa, «vendendo viños e augardentes». En O Grove inició el desembarco en el mundo de la industria de la conserva, con el que acabaría echando duraderas anclas en municipios como Vilanova, A Illa o Muros.

Estas tres localidades han acogido ya las reuniones que de forma periódica organiza la familia. A O Grove le toca ahora, en el 2014, por aquello de hacer coincidir la cita con los doscientos años del nacimiento del imperio Goday. Hasta A Toxa se trasladarán el sábado unas 130 personas. Llegarán de todos los rincones de Galicia, de Cataluña, de Madrid. Y llegarán también desde Estados Unidos o Argentina, países en los que el apellido ha ido echando raíces con el paso de los años.

A todos ellos, el Concello anfitrión ha querido recibirlos colaborando en la organización de una exposición que permite viajar por los últimos dos siglos de historia local a través de los nombres de los Goday. La muestra se articula alrededor de tres personajes capitales. El primero, el precursor, el fomentador, José Goday Llauguer, quien en 1814 pusiera en marcha una salazón en Punta Moreiras. Ya en O Grove se casó con Victoria Deira Prol, con la que tuvo nueve hijos, las primeras ramas del frondoso árbol genealógico de la familia.

La segunda figura que aparece destacada en la exposición es Jacobo Otero Goday. «Naceu no seo dunha familia que gobernou os intereses do municipio durante décadas e que lle deu a posibilidade de se licenciar en Medicina a principios do século XX», dicen los paneles. Él mismo sería alcalde de O Grove -en total, la familia dio a la península cuatro regidores-, y aunque de su mandato quedan obras tan importantes como el trazado de la calle Castelao o el primer relleno de O Corgo, lo cierto es que pasó a la historia local por sus cualidades como médico y por su bonhomía. «Estivo sempre moi ligado á vila e aos seus veciños, e así o demostran recordos como a terrible gripe de 1918 na que, arriscando a súa vida, axudou a numerosas familias a saír adiante». Pese a la persecución sufrida por él y por algunos de sus familiares durante la Guerra Civil y los años que la siguieron, el amor de los mecos por el «médico dos pobres» hizo que a principios de la década de los sesenta los vecinos le rindiesen un sentido homenaje público.

Desde la planta baja del Concello se puede viajar estos días al pasado y entrar en el despacho que el buen doctor tenía en su casa de Lordelo. Su mesa, su máquina de escribir y una amplia muestra del instrumental médico que utilizaba -algunos de ellos piezas merecedoras de estar en un museo- han sido recuperadas de las casas de los Goday para la ocasión.

La tercera figura con peso específico en esta exposición es Ernesto Goday. Él ha sido el elegido para encarnar la vena artística que recorre a su familia. Desde pequeño tuvo gusto por pintar y sus paisajes marítimos de O Grove -de los que se pueden ver varios en la muestra- forman parte del universo icónico de la localidad. Pero no fue Ernesto Goday -cuyo nombre, por cierto, ampara un certamen de pintura organizado por el Concello- el único integrante de la familia con claras inclinaciones artísticas. Antes que él, su tío Francisco Otero también dio rienda suelta a su creatividad. En la muestra se pueden ver dos arcones de madera que talló con primor. En uno se narra el descubrimiento de América. En otro, los motivos geométricos y florales se combinan armoniosamente.

Y aún hay más Godays que merecen su espacio en esta revisión de la historia de O Grove. Alejandro Barral, que llegó a ser canónigo de la Catedral de Santiago, también dio muestras de su arte con lápices y pinceles. Y cuando se produjo la restauración del coro pétreo del gran templo compostelano, él fue el encargado de dibujar cada una de las piezas. Su trabajo, delicado y hermoso, también se puede contemplar en el Concello de O Grove. Les recomendamos que no pierdan la oportunidad.