«Quero coller unha rama da figueira e replantala nun lugar próximo, por se un día seca... Como se fixo en Guernica»

La Voz

AROUSA

27 jul 2014 . Actualizado a las 06:55 h.

Por lo menos, don Juan de la Meca podrá presumir en el infierno de llevarse grabado en su retina uno de los paisajes más hermosos de Galicia, las tremendas vistas de la ría que se disfrutan en lo alto del monte Siradella. Allí sigue, como testigo de la historia, la vieja higuera de la que fue colgado. Milagrosamente, desafía a los siglos entre dos rocas, casi sin agua, y parece que está seca, pero no lo está. Es más, de vez en cuando da un fruto rojo, y los vecinos dicen que es en recuerdo de la sangre vertida por el ahorcado. En el año 2006, la figueira do Meco pasó a formar parte del Catálogo de árbores senlleiras de Galicia, como la camelia reticulata del pazo de Oca o el ciprés de California del pazo de Quintáns, en Meis. Pero ese reconocimiento no lleva implícito ningún tipo de protección. La higuera sigue allí arriba sola, a merced de los incendios y los temporales.

Y eso preocupa a Francisco Meis, presidente de la comunidad de montes de San Martiño, que cuando el año pasado tomó posesión del cargo, se propuso, entre otros objetivos, proteger ese árbol que «tan ben define o carácter do Grove», dice.

A expensas de conseguir dinero para ello, su intención es diseñar un acceso hasta la higuera, señalizarla y acompañarla de paneles en los que se recoja la leyenda que le da carácter histórico. Pero como un día podría troncharse, incendiarse o secarse, «quero coller unha rama e replantala nun lugar próximo, como se fixo en Guernica. Pero como é unha árbore protexida, hai que ter autorización da Xunta». Y evitar así que le pase como en Fayona de Eirós (Asturias) al haya más antigua de España, que en el 2009 se desplomó y murió pese a sus doscientos años de historia y a ser declarada monumento nacional. O sea, que larga vida al Meco y a su cadalso.