Las once mil camas para soñar O Salnés

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

. Es la isla más glamurosa de Galicia y un referente indiscutible cuando se habla de turismo y establecimientos de lujo. En ella abrió sus puertas hace más de cien años el Gran Hotel, un establecimiento con solera y cinco estrellas que certifican su calidad. El Louxo (cuatro estrellas) y el Hesperia Isla de La Toja completan la oferta de este pequeño rincón verde.
. Es la isla más glamurosa de Galicia y un referente indiscutible cuando se habla de turismo y establecimientos de lujo. En ella abrió sus puertas hace más de cien años el Gran Hotel, un establecimiento con solera y cinco estrellas que certifican su calidad. El Louxo (cuatro estrellas) y el Hesperia Isla de La Toja completan la oferta de este pequeño rincón verde.

Aunque la crisis ha hecho menguar el número de plazas de alojamiento que ofrece la comarca, un sinfín de establecimientos se preparan para recibir a los veraneantes

22 jun 2014 . Actualizado a las 06:52 h.

«Botamos de menos aos xubilados». Atusando los collares de conchas que quisiera vender, una veterana collareira de A Toxa suspira por los tiempos pasados. Aquellos en los que los autobuses abrían sus puertas en el aparcamiento de la isla y liberaban a una marea de turistas ansiosos por llevarse un recuerdo de la isla más glamurosa de Galicia. «Agora hai menos xente, e a que ven conta moito os cartos», sentencia la mujer, mientras vuelve a acomodar un collar rojo en un expositor doméstico. «A ver que pasa no verán», dice. Y ese estado de expectativa se extiende por el sinfín de negocios que viven del verano y de los turistas. Entre ellos, los 107 hoteles, las 42 pensiones, las 21 casas de turismo rural, los 16 cámpings y las 13 empresas de apartamentos turísticos que sueñan con llenarse en cuanto el imperio del sol veraniego se instale sobre la ría.

Según el Directorio de Empresas e Establecementos Turísticos de la Xunta de Galicia, todos estos locales ponen a disposición de quienes quieran visitarnos casi once mil plazas de alojamiento. En concreto, en la orilla sur de la ría hay sitio para 10.842 turistas. La mayor parte de esas camas se encuentran en O Grove, una localidad cuya oferta, sí, palidece en una comparación con Sanxenxo, pero que no encuentra rival entre los ayuntamientos bañados por el mar arousano.

En la península meca hay 43 hoteles, 21 pensiones, 9 cámpings, 6 negocios de apartamentos turísticos y una casa de turismo rural. Así que O Grove cubre todo el espectro de la oferta que se brinda en la comarca y lo hace, además, con establecimientos de categorías y condiciones diversas. «Hay muchos establecimientos pequeños, de carácter familiar», dice Bea Castro, presidenta de la Asociación de Hostelería local. Hasta ahora, ese modelo ha funcionado. «Hace unos años, abrías la puerta y se te llenaba el negocio», explica. Ahora las cosas han cambiado. La crisis tiene mucho que ver en ello, pero hay otros factores a tener en cuenta. «La gente ya no ve los hoteles como establecimientos que ofrecen camas. Quieren algo más». Por eso, el sector hostelero de O Grove, tal y como vaticinaba hace unos años el entonces presidente de los hosteleros, Jaime Devesa, está abocado a una reconversión. «En ese proceso estamos ya. Hay hoteles que están al borde del cierre», señala Castro. Solo podrán escapar de él «renovándose, especializándose y cuidando los detalles. Porque ahora la reputación online es fundamental».

En el fondo de la ría, donde el Ulla se funde con el mar, la capital arousana, Vilagarcía, no logra subirse al carro del negocio hotelero. El directorio de empresas turísticas de la Xunta cuenta en la ciudad cinco hoteles, siete pensiones, una casa de turismo rural, un cámping y una empresa de apartamentos turísticos. Entre todos estos negocios se suman 790 plazas de alojamiento, de las cuales 350 corresponden a hoteles y 143 a pensiones. Estas cifras colocan a Vilagarcía en el cuarto puesto de la lista, por detrás de O Grove, claro, pero también de Vilanova (1552 plazas en total, 727 solo en hoteles) y de Cambados, que dispone de hueco para 879 visitantes, a los que en su gran mayoría podría acomodar en hoteles y pensiones. Roberto Gerpe, presidente de Ahituvi, reconoce que la capital arousana es, en este asunto, «como la pescadilla que se muerde la cola». Como hay pocas plazas de alojamiento, la localidad no puede aspirar a ser sede de grandes congresos y reuniones -la oferta hotelera, de hecho no es capaz de absorber al público que cada Semana Santa acude a los torneos deportivos que se celebran en la villa-. Como la crisis acucia y «montar un hotel supone una inversión enorme, inasumible», la ecuación se antoja difícil de solucionar. «Yo creo que la única alternativa sería que una cadena potente decidiese apostar por instalarse aquí», explica el presidente de los hosteleros.

Las viviendas de segunda residencia y los alquileres de verano, tan abundantes aquí como en el resto de localidades de la ría, logran a pesar de todo llenar Vilagarcía de caras nuevas durante los meses de verano y nutrir a los pequeños bares y taperías que «puede que cambien de mano por la crisis, pero que durante esta temporada van a abrir seguro», según señala Gerpe.

Más o menos lo mismo ocurrirá en A Illa, donde los turistas disponen de las 47 plazas del único hotel de la villa para alojarse. Los planes de construcción de nuevos establecimientos hoteleros han quedado abortados tras el monumental batacazo económico que ha sufrido el país en los últimos años. En cualquier caso, y además de disponer de una gran cantidad de viviendas de segunda residencia y de pisos en alquiler por temporada, la localidad brinda a quienes quieran disfrutar de sus playas y su naturaleza dos cámpings -463 plazas- situados justo a las puertas del paradisíaco parque de O Carreirón. Un rincón que, como otros de O Salnés, bien merece ser descubierto.