Llamas que queman la historia

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Villa Milagros, en la laguna de A Comboa, fue pasto de las llamas una noche del mes de diciembre del año 2001.
Villa Milagros, en la laguna de A Comboa, fue pasto de las llamas una noche del mes de diciembre del año 2001. martina miser< / span>

Los incendios se han cebado con varios de los edificios más emblemáticos de Vilagarcía

15 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El guion es casi siempre similar. El escenario y los protagonistas, un edificio abandonado pero con el piso y el techo en unas condiciones suficientes como para que quien no encuentra nada mejor lo convierta en su hogar. El incendio que el pasado domingo asoló la casa de la avenida Rosalía de Castro tiene, desafortunadamente, varios precedentes notables en Vilagarcía. Y casi siempre en edificios singulares.

Era media tarde de un domingo de mediados de los años 70 cuando las sirenas de los bomberos sobresaltaban a los vilagarcianos: ardía el teatro Cervantes. Uno de los primeros símbolos que fue pasto de las llamas y cuyo solar ocupa ahora un moderno edificio que apenas guarda atisbos en su fachada de la original. No es el único caso en una ciudad donde los incendios se han cebado con construcciones más o menos reconocibles para todos.

Otro de los grandes incendios sucedió apenas tres lustros más tarde y en otro edificio muy reconocible. El Pazo O Castriño, hoy rehabilitado, ardió apenas unas semanas después de que se propietario Luis Falcón fuera detenido. Falcón había comprado la propiedad a los Duques de Terranova y el fuego no dejó más que el esqueleto del edificio.

El de O Castriño no fue el único pazo que fue pasto de las llamas. El de Artime, situado frente a los jardines de la playa Compostela, también sucumbió. Fue en mayo del 2005 precisamente en la zona que estaba siendo restaurada.

En el año 2001 le tocó el turno a Villa Milagros, el espléndido edificio que vigila la laguna de A Comboa y que quedó prácticamente reducido a cenizas en la madrugada del 29 de diciembre de aquel año. La edificación, construida entre los siglos XIX y XX, tiene una notable historia y estuvo a punto de convertirse en una discoteca a mediados de los 90, aunque la idea no terminó de plasmarse. La propiedad es donde han puesto sus ojos desde la directiva del Liceo Casino para construir allí una hipotética nueva sede que revitalice la entidad.

Hay lugares especialmente proclives a ser pasto de las llamas. Utilizados por okupas para resguardarse durante las noches, la acumulación de colchones y todo tipo de restos orgánicos e inorgánicos los convierten en auténticos polvorines. Los antiguos talleres de Renfe obligaron a más de una intervención y otro edificio singular, el situado en el número 54 de la calle Vista Alegre también ha dado más de un susto. El más grave, en el año 2009, cuando los vecinos de las casas colindantes tuvieron que ser desalojados de sus domicilios ante la potencia de las llamas y se llegó a temer por la vida de alguno de la veintena de indigentes que allí dormían. El último susto, hace ahora justamente dos años.

La zona de O Castro, en el 2008, o la de San Roque, en septiembre del año pasado, vieron también como algunas de sus casas más antiguas aceleraban su deterioro ante la aparición de las llamas.