Las clases se imparten en Suecia

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Siete estudiantes del ciclo medio de baloncesto realizarán sus prácticas en un equipo de la ciudad de Eskilstuna, a 120 kilómetros de Estocolmo

27 feb 2014 . Actualizado a las 06:52 h.

Alumnos del bouza brey completan su formación en el extranjero

Siete alumnos del ciclo medio de baloncesto que se imparte en el instituto Bouza Brey (Vilagarcía) están preparando las maletas. Se van a clase. O, mejor dicho, a realizar las prácticas que se le exigen para conseguir el título al que aspiran. Su destino no está, esta vez, ni en Fontecarmoa, ni en O Pombal, ni en Pontevedra. Para llegar al lugar en el que tendrán que demostrar su valía profesional deberán cruzar fronteras, vencer al frío, y alcanzar el corazón de Suecia. Será allí, a 120 kilómetros de Estocolmo, en la ciudad de Eskilstuna, donde deberán poner en práctica los conocimientos adquiridos en las aulas de Vilagarcía.

El viaje hasta las puertas del círculo polar se lo deben los estudiantes a un profesor, Iván Villar, que ha invertido tiempo y trabajo en encontrar la llave que ha abierto al Bouza Brey las puertas de Europa. La pieza maestra ha sido, en esta ocasión, un programa Leonardo dirigido a estudiantes de ciclos medios. El año que viene, si todo sale bien, será la carta Erasmus Plus la que permitirá que también los alumnos del ciclo superior puedan poner una pica en algún rincón de Europa.

Conseguir entrar en uno de esos programas exige mucho trabajo previo. Pero una vez dentro, la tensión no se puede relajar. Los centros deben encontrar fuera patronos o colaboradores: otras instituciones educativas o empresas que estén dispuestas a acoger a los estudiantes. Iván Villar, que por su pasado como jugador de baloncesto dispone de una buena red de contactos, tentó la posibilidad de llevarse a sus alumnos a Polonia. Pero la alternativa naufragó, por aquello de la crisis. «Entonces, a través de un entrenador de Ferrol se planteó la posibilidad de ir a Suecia». Y allá se van, a Eskilstuna.

De la ciudad, a la que viajarán la próxima semana, esperan traerse muchas cosas. Villar confía en que sus alumnos regresen con «un plus de experiencia» que les permita defenderse en un mundo tan globalizado como el de la canasta. «En lo que a baloncesto se refiere, España está más desarrollada que Suecia», reconoce. Pero a 120 kilómetros de Estocolmo, sus alumnos podrán conocer nuevas formas de gestionar clubes e instalaciones deportivas, podrán afinar su dominio del inglés y, tal vez, empezar a chapurrear algo de sueco.

La expedición, amparada por «una beca que cubre todo», parte cargada de ilusión. Tanta, que su coordinador ya está pensando en mantener el puente hacia el Norte durante dos años más. Y en construir nuevos lazos con nuevos países -quién sabe si se cumplirá el sueño polaco-. De momento, el horizonte es sueco.