El temporal destroza bateas y deja a los mercados sin mejillón

Rosa Estévez
Rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Los temporales que se han encadenado están pasando factura también a los bateeiros.
Los temporales que se han encadenado están pasando factura también a los bateeiros. martina miser< / span>

Los cocederos se quedan sin suministro y apenas trabajan esta especie

10 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Los bateeiros gallegos ansiaban que el año 2013 se terminase. Tal vez confiaban en que, con el sonido de las doce campanadas, se pusiese fin a la mala racha que ha colocado al sector en una situación de crisis absoluta. Pero no ha sido así. El 2014 no solo se ha iniciado con los mismos problemas con los que se cerró el ejercicio anterior, sino que ha traído consigo algunos nuevos: los temporales. La fuerza del viento y del oleaje han seguido menguando las reservas de mejillón en las cuerdas y ha provocado cuantiosos daños en los artefactos. Algunas bateas se han ido a la deriva, otras se han hundido, muchas han perdido vigas y puntones y entre todas han configurado un desolador panorama del que no para de hablarse en los puertos.

La fuerza del temporal es más que evidente: las imágenes captadas estos días en toda la costa gallega no dejan lugar a dudas. Sin embargo, que las bateas no sean capaces de soportar los envites del oleaje es fruto, también, de la crisis. Desde hace unos años, «ver unha batea nova no mar é case como ver un marciano», en palabras del presidente de la agrupación de A Illa. Las empresas que se dedican a la construcción de mejilloneras avalan esa afirmación. «No solo no se hacen bateas, sino que la gente cuando tiene que hacer arreglos se apaña como puede, por sus propios medios». La conclusión: el parque de bateas está viejo, achacoso y sin la fortaleza necesaria para afrontar el temporal.

Tampoco el mejillón está viviendo un gran momento. El bivalvo no solo está flaco, sino que se agarra a las cuerdas con poca convicción y se desprende con una facilidad pasmosa. Los últimos temporales han agudizado el ya viejo problema de los desplomes. Y todo ello se traduce, en este inicio de año, en que no haya bivalvo suficiente para hacer frente a todos los pedidos. Así que hay agrupaciones que han tenido que empezar a priorizar y a rechazar encargos. Y, dado que el mejillón para fresco se paga mejor que el de industria, los primeros en sufrir los recortes son los cocederos, que a estas alturas de año están procesando solo un 10 % del mejillón que es habitual. Así lo explica Juan Suárez, el presidente de la organización que aglutina a estos empresarios, quien señala que «mejillón gallego en lata, dentro de unos meses se va a ver poco, mucho menos del habitual». También Juan Vieites, secretario general de Anfaco, reconoció que la del mejillón ha resultado ser una campaña «corta», en buena medida por culpa de la toxina.