La perra Mimi le dio la vida a Dora

Bea Costa
Bea Costa VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Sus ladridos alertaron a la familia de que su dueña sufría un ictus y todos los días le lleva la medicación a cama

19 dic 2013 . Actualizado a las 21:03 h.

La pontevedresa Dora Pampín Pose todavía se emociona cuando cuenta la historia. Su perra Mimi le salvó la vida dos veces, cuenta. En febrero sufrió un ictus y Mimi fue la única que reparó en ello. Estaban paseando por al calle y la mujer empezó a sentirse mal. Lo atribuyó al cansancio pero cuando llegó a casa ya tenía la boca desencajada, la vista extraviada y le fallaban las fuerzas. Desde que adoptara la perra, en junio del 2012, Mimi nunca ladrara, «pensei que era muda», comenta. Pero aquel viernes ladró, y mucho, con el fin de alertar a la hermana de Dora, que estaba en el mismo edificio, de que algo iba mal. Enseguida fue ingresada por urgencias y, según le dijeron los médicos después, de no haber ido al hospital hubiera podido perder la vida o quedar mal parada. «Regaláronme a vida», explica Dora en alusión a Mimi y al Refugio de Animales de Cambados. Y es que la perra es uno de los animales que este centro de acogida utiliza para hacer terapia. «Enseguida vimos que Mimi tenía un don, especialmente con los niños», explica la directora del centro, Olga Costa, de modo que los adiestradores Daymer y Máximo se emplearon a fondo con ella.

Mimi fue recogida de las calles de Cambados como uno de tantos perros abandonados a su suerte y hoy es el «orgullo» de la perrera. Ni es cachorro ni tiene pedigrí, pero su cuidadora no la cambia por nada. «Nunca a deixo soa máis de catro horas» y hasta dejó de ir al bar donde tomaba el café desde hace veinte años porque no admitían a la perra. No es para menos. Mimi es su salvadora y su enfermera. Tras el ictus, Dora necesita suministrarse insulina diaria y es el animal quien se la lleva a la cama todos los días, unos minutos antes de las ocho de la mañana para que no se le olvide la toma. Dora dice que Mimi le salvó la vida en dos ocasiones porque una vez que se quedó dormida, fue la perra, de nuevo, la que se las apañó para despertarla con el fin de que tomara la medicación. Lo único que pide a cambio este extraordinario animal es un poco de cariño. «Le pusimos Mimi porque es muy mimosa», relata Olga Costa.