La ría intenta recuperar la calma tras el batacazo de la marea roja

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Tras el impás forzado por la toxina, un barco descargó ayer trescientos sacos de mejillón en el puerto de Vilanova.
Tras el impás forzado por la toxina, un barco descargó ayer trescientos sacos de mejillón en el puerto de Vilanova. martina miser< / span>

El marisqueo ha vuelto a O Bohído, y hay dos polígonos de bateas abiertos

18 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La semana pasada, la ría se puso patas arriba. El cierre masivo, inesperado e imprevisto de los polígonos de mejillón y de dos zonas marisqueras -a las que poco después se uniría una tercera- dejaron un grueso reguero de pérdidas y un profundo malestar entre toda la cadena que nace en el mar y acaba en los mercados. Ocho días después de aquel esperpento, los ánimos siguen alterados en los muelles. Aun así, el sector intenta aprovechar las aperturas que se han producido para recomponer la normalidad perdida.

La vuelta atrás en el tiempo empezó en el marisqueo. El martes por la noche se abría la zona seis de la ría, área en la que está ubicado el banco de libre marisqueo de O Bohído. Los rañeiros que habían sido expulsados de él por un cierre cautelar pusieron rombo al Ulla para intentar ganarse allí el sueldo. «Éramos muchísimos barcos», explica Pilar Acosta, la presidenta del marisqueo a flote en Carril. Unas cuatrocientas embarcaciones extrayendo marisco y llevándolo a unas lonjas en las que era vendido a precios bajos.

La reapertura de O Bohído ha permitido que la flota se reparta. Y aunque no todos los barcos han consumado ya la vuelta a la zona de O Bao, ayer se veían unos cuantos faenando al amparo del puente de A Illa.

Los rañeiros han dado un paso hacia la normalidad perdida. Y ayer, a los bateeiros que tienen sus mejilloneras en los polígonos de Pobra A y Cambados A2 también se despertaron con la opción de trabajar colgada en la página del Intecmar. Pero si los mariscadores se habían encontrado con las reticencias del mercado en los bajos precios alcanzados en lonja, los bateeiros se toparon con el temor de sus compradores a cargar mejillón de unas zonas que, aunque están abiertas, podrían volver a cerrar.

El viaje correcto

Aun así, algunas descargas hubo. En puertos como A Illa y Vilanova se vieron sacos de mejillón haciendo su recorrido habitual, el que tiene que ser: del mar arousano a tierra. Los barcos que las realizaron pudieron considerarse afortunados. Ayer, en la ría, casi todos los bateeiros que se hicieron al mar centraron sus esfuerzos en realizar tareas de mantenimiento con las que intentan salvar la cosecha de este año. Y no solo la de este año: también están en juego las de las próximas campañas. El futuro va a depender, en buena medida, de cuándo desaparezca la marea roja y de cuándo, por tanto, se desbloquee la salida de mejillón al mercado.