Las pérdidas por la toxina suman ya decenas de miles de euros

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

<span lang= es-es >Una imagen al revés</span>. El jueves, los puertos estaban llenos de actividad. Pero en vez de estar enviando mejillón hacia los mercados, los bateeiros lo estaban embarcando de vuelta a las bateas.
Una imagen al revés. El jueves, los puertos estaban llenos de actividad. Pero en vez de estar enviando mejillón hacia los mercados, los bateeiros lo estaban embarcando de vuelta a las bateas. martina miser< / span>

El sector aún sigue calculando la magnitud del revés económico

13 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Lo que esta marea roja le va a costar al sector mejillonero y marisquero gallego aún está por saberse. Pero, tras las inauditas imágenes registradas la pasada semana, con toneladas de producto haciendo el camino del revés -de tierra de nuevo hacia el mar- la cuenta de pérdidas ya suma varias decenas de miles de euros.

Y es que en la cifra final hay que incluir los daños sufridos por todos los niveles de la cadena de producción y distribución de mejillones y bivalvos. Solo en la ría de Noia, la cofradía cifra sus pérdidas en cantidades astronómicas, toda vez que bajo sospecha de toxina se encuentra casi todo el berberecho extraído desde el inicio de la campaña, el pasado lunes.

Si los productores están afectados, sus compradores también. Una conservera pequeña que había adquirido unos 3.200 kilos de bivalvo por un precio de 24.500 euros, ha echado ya números. Y las pérdidas, inicialmente, suman 5.000 euros. Y es que en ese capítulo hay que incluir desde los costes de envasado del producto (4.400 euros) a los costes sobrevenidos con la destrucción de aquellas latas en cuyo interior hay marisco con toxina. Los envases deben ser abiertos de uno en uno, lo que consume 150 euros. Enviar a quemar el berberecho a una empresa autorizada y deshacerse de las latas vacías supone unos 450 euros más.

Este es solo uno de los ejemplos del golpe sufrido por el sector conservero. Un golpe duro para las empresas y, también, para los trabajadores que habían sido contratados para la campaña del mejillón y que se han quedado compuestos y sin mercancía que elaborar. Según los cálculos de la asociación de cocederos, solo en estas empresas están en jaque unos cuatrocientos puestos de trabajo. Estos transformadores, por cierto, analizarán mañana la incidencia que la crisis de la toxina ha tenido en sus cuentas y en su funcionamiento, ya que han tenido que devolver muchas barcadas y siguen pendientes del contenido del producto ya procesado.

Pero los problemas no solo atañen al ámbito de los mariscos transformados. También los comercializadores de fresco han sufrido un duro revés esta semana. Decenas de camiones cargados de mejillón y que viajaban con destino a Italia y Francia tuvieron que dar vuelta y regresar a los puertos gallegos con su carga íntegra. El viaje de ida y vuelta puede oscilar entre los 4.000 euros y los 12.000 que pagarían quienes hubiesen mandando su producto al sur de Italia.