Los bateeiros se encomiendan a la exportación para mantener los precios

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Tras la apertura de polígonos ya se han registrado algunos movimientos a la baja

28 ago 2013 . Actualizado a las 06:52 h.

Dicen los bateeiros que no les queda más remedio que acostumbrarse a convivir con las mareas rojas. Y tienen razón. Esos episodios naturales están ahí, y cuando aparecen en las rías paralizan la extracción y taponan, durante un tiempo, la salida del mejillón al mercado. Hay quien asegura que las mareas rojas pueden servir para «regular» las ventas y ordenar, sin pretenderlo, a un sector instalado en el caos organizativo. Pero no todas las purgas de mar tienen esos buenos efectos. La que acaba de vivir el sector, un episodio especialmente virulento que llegó a cerrar toda Galicia, no parece acarrear más que problemas. Incluso ahora que parece marcharse: la apertura de polígonos podría acabar colapsando el mercado y generando una caída de precios.

El 60 % del bivalvo que crece en las bateas que comercializa en fresco, y no parece que las cosas pinten demasiado bien en este canal. Los depuradores señalan que estamos a final de la temporada estival, cuando se acaban las vacaciones y el consumo baja. Si a eso sumamos, dicen, que se avecina la cuesta de la vuelta al cole, la cosa aún pinta peor. Pese a todos estos problemas, los productores no dan todas las esperanzas por perdidas. En Italia la campaña de compra de mejillón gallego ha comenzado ya y «está a pedir algo máis que outros anos porque lle fallou producción doutros sitios», según explica el depurador Ramón Blanco. En Francia, por otra parte, la campaña también funciona con esa regularidad que caracteriza al mercado francés, donde el consumo de mejillón gallego se ha extendido a casi todo el año.

Mientras los bateeiros confían en las exportaciones para evitar un hundimiento de las tablas de precios, los depuradores advierten ya de que «movementos vai haber, de feito xa algo houbo». Así lo afirma el presidente de Agade, Ramón Blanco, que continúa señalando que «ata agora os prezos mantivéronse ben porque non había case oferta». Pero ahora, la apertura de polígonos ha eliminado parte del tapón de acceso al mercado. Y no solo hay mucho mejillón listo para llegar al consumidor: hay también productores ansiosos por quitarse el producto de encima. «Moitos, para evitar que se lles fóra ao fondo, embolsárono, e agora teñen que quitar as bolsas», explicaba ayer un productor de la ría de Vigo.

Así que no es de extrañar que las cotizaciones se hayan movido ya algunos céntimos a la baja. El mejillón con destino a Europa, que llegó a costar 0,55 euros, se ha subdividido en dos categorías, una de menor tamaño que se paga a 0,45 y otra mayor a 0,50. El normal también ha pasado de 0,75 a 0,70. Y el grande se cotiza a alrededor de 0,90 euros el kilogramo. Siguen siendo estos unos precios relativamente buenos, pero que parecen iniciar una senda descendente. «Habrá que esperar a ver que pasa en los próximos días y cómo evolucionan los mercados», explicaba ayer un depurador arousano.

En lo que respecta al producto que va a ser transformado, que los precios bajen no depende tanto de la sobreoferta local como de las importaciones de bivalvo. Solo hace falta un dato para comprobar la dimensión del problema: de representar el 60 % de la producción total hace diez años, ahora el mejillón gallego que acabará enlatado apenas llega al 40 % del que se extrae de las bateas.

Entre los mejilloneros hay muchos nervios, y eso juega en contra del sector

Italia está comprando algo más de bivalvo, y Francia mantiene su regularidad