La almeja nunca falta a la cita

r.e. vilagarcía / la voz

AROUSA

MONICA FERREIROS

Carril inició en 1992 una fiesta de exaltación del marisco que le dio fama

17 ago 2013 . Actualizado a las 06:55 h.

Alrededor de Cortegada, la isla que duerme en el mar, crecen las almejas más famosas del mundo. Son las de Carril, las auténticas. Porque, como suele ocurrir con las grandes marcas, en cualquier puesto de venta es fácil encontrar bivalvos criados quién sabe dónde, quién sabe cómo, que pretenden hacerse pasar por carrilexas de toda la vida. Precisamente para reivindicar la almeja de este rincón de Vilagarcía, la que sustenta la economía de más de seiscientas familias, nació en el año 1992 la Festa da Ameixa. En las veintiuna ediciones que han pasado desde entonces, esta se ha consolidado en el calendario de las celebraciones gastronómicas gallegas.

Y no siempre ha sido fácil para los organizadores -cofradía Santiago Apóstol y agrupación de parquistas- conseguir que el evento saliese adelante. A fin de cuentas, la almeja es un producto delicado, cuyo cultivo depende de múltiples factores naturales e incontrolables. Teniendo esto en cuenta, resulta normal que en años como el 2000 y el 2001, cuando las riadas golpearon con fuerza los parques de cultivo, se temiese por la viabilidad de sacar adelante el ágape público.

Pero en todas esas ocasiones, la fiesta ha logrado salir adelante. Y este año también lo hará: unos 2.000 kilos de almeja, el doble que hace 21 años, están ya listos para ser cocinados a la marinera y servidos en las mesas que se colocarán en los jardines de alrededor de la lonja, aprovechando las sombras que aligeran el calor de agosto. El bivalvo ha sido recogido en los parques de cultivo, a razón de 62 kilogramos por cada parquista implicado en el éxito de la jornada. Una vez más, y a pesar de los problemas, que los ha habido. La nueva normativa de tallas de la Xunta de Galicia obliga a los parquistas a no comercializar la almeja hasta que alcance los 38 milímetros reglamentarios. Esa norma, dicen los productores, acabará por estrangular su actividad. E incluso una fiesta que estuvo en el aire durante un tiempo pero que finalmente se celebrará «por dignidade».

Ahora, con los fogones listos para empezar a cocinar, toca olvidar los problemas y disfrutar de una jornada de fiesta. Los parquistas tienen un buen motivo para brindar este fin de semana: los buenos precios que el producto alcanzó en las últimas subastas y que alegra un poco las tristes cotizaciones del año.