El viaje iniciático de Tonhito de Poi a la Amazonia

AROUSA

MONICA IRAGO

17 ene 2013 . Actualizado a las 06:42 h.

Vaya por delante que nuestro hombre iba ya iniciado de casa. Pero no cabe duda de que sumergirse en plena Amazonia, uno de los escasos lugares vírgenes del planeta, no es ninguna tontería. Tonhito de Poi, el más mediático de aquellos Heredeiros da Crus que se ganaron a pulso la etiqueta de os máis jhrandes y ahora están de vuelta, fue capaz de hacerlo. Cruzó el charco hace casi un año, apenas un par de días después del concierto de retorno que los Heredeiros ofrecieron en Ordes. Veintitantos días con una tribu en la reserva nacional del Purús, en el Alto Amazonas, constituyen el núcleo del trabajo que el de Poi no ha tenido más remedio que sacar a la luz. Un imperativo vital, una aventura digna de ser contada, una zambullida iniciática que cobra la forma de un disco, Soro da Verdade, y un relato, Diario da viaxe cósmica á Amazônia, que han costado dos meses de curro y ahora se presentan en Vilagarcía. Ayer, Tonhito esbozó un aperitivo en la tienda que Caramuxo sostiene en la capital arousana. Lugar, por cierto, en el que la experiencia quedará a la venta al módico precio de 10 euros. Mañana, a eso de las diez y media de la noche, lo narrará con profusión para el gran público, con vídeos, fotografías y un par de temas en directo en el pub A Bolsa, en Méndez Núñez.

De la ciudad santa de Baranasi, a la que los británicos denominaron Benarés, dicen con sorna sus propios habitantes que es un lugar para «burn and learn», para arder y aprender, teniendo en cuenta que la gente suele acudir a ella con dos objetivos: ser incinerado y arrojado al Ganges, llegado el momento, o cursar estudios en la principal universidad de la India. De la incursión de Tonhito de Poi puede predicarse algo muy parecido. La razón del viaje, explica el músico barbanzano, era claramente aprender algo importante sobre sí mismo y sobre la realidad material y espiritual de esto que solemos llamar mundo. La tribu chamánica que lo acogió sirvió los rituales, la ayahuasca y la sabiduría de quienes todavía son capaces de sintonizar la misma frecuencia de la naturaleza virgen. Alcanzar este punto, siquiera desde una perspectiva meramente geográfica no es fácil. «Ata alí non podes chegar só, mesmo só é posible en época de inundacións, porque morres, directamente». Cuando en Galicia uno se adentra en el monte, los animales escapan. «Aló, na selva, es ti quen ten que fuxir». Jiménez del Oso, precursor televisivo de la indagación paranormal en España, visitó la misma comunidad hace décadas. El propósito de Tonhito era, sin embargo, muy diferente: conocimiento, curación del impenetrable manto de hormigón con el que Occidente cubre a sus hijos.

Conviene escuchar este disco como aquellos trabajos psicodélicos de los 70. Tumbado, con buen sonido y pasando de todo lo demás. El diario, entretenido, es transcripción directa de lo que el viajero escribía sobre la marcha. Y en primavera, gira a bordo de un catamarán que zarpará de Vilanova, A Pobra y Ribeira. A viaxe non para.