Garavilla solo garantiza un año de trabajo en O Grove al personal

María Santalla VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

La plantilla inició los turnos de vigilancia al no poder acceder a sus puestos

22 jun 2014 . Actualizado a las 00:36 h.

Minutos antes de las nueve de la mañana, acompañadas por un frío de justicia, las trabajadoras de Cuca aguardaban a las puertas de la fábrica con la intención de entrar a trabajar en el que sería el primer día después de las vacaciones navideñas. No pudieron hacerlo. La seguridad privada apostada en la verja les impidió franquear la entrada y dirigirse a sus puestos. Ni siquiera un grupo de media docena de operarias que no habían recibido el burofax comunicándole la suspensión de su contrato pudieron incorporarse. La policía tomó buena nota de ello y las mujeres ya han puesto el hecho en conocimiento de la Inspección de Trabajo.

Una vez que comprobaron que no se les permitía entrar a trabajar, las operarias iniciaron, como estaba previsto, los turnos de vigilancia que se organizarán durante los próximos días para tratar de evitar que se retire la maquinaria de la fábrica de Vilaxoán. Por el momento estarán a pie de fábrica en horario laboral, pero no descartan quedarse por las noches si es necesario. Temen que la guardia vaya para largo, y están pensando en hacerse con una carpa por si la lluvia quiere aparecer.

Las mujeres ratificaban ayer que están dispuestas a llegar hasta las últimas consecuencias en su defensa de la continuidad de la planta conservera de Vilaxoán. Creen en su viabilidad, pero además no se fían de las promesas de la dirección acerca de su traslado a O Grove. En este aspecto, las representantes del comité de empresa aseguran que los directivos de Garavilla no les han garantizado, en las conversaciones mantenidas hasta el momento, más allá de un año de permanencia en O Grove. Una promesa de la que ni siquiera se fían. «Por escrito non din nada», afirman.

Por lo tanto, su oposición al cierre de la factoría de Vilaxoán y al traslado de la producción a O Grove es más firme que nunca. Para tratar de impedirla, además de su labor de búsqueda de apoyos y de la impugnación que tienen prevista de la decisión, creen fundamental no permitir que se desmantele la fábrica. Y en eso están.