Centollo y volandeira llenan las lonjas en el inicio de la campaña

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Las capturas fueron abundantes, pero los precios no deslumbraron

06 nov 2012 . Actualizado a las 06:55 h.

El mar arousano lleva meses instalado en una mala racha que parece no tener fin, en la que las campañas se abren y se cierran en números rojos. Ayer, sin embargo, las lonjas recibieron una inyección de optimismo gracias a dos especies muy diferentes: el centollo y la volandeira.

Quienes se dedican a la captura del rey de los mariscos ya habían advertido que este año se presenta rico en capturas. La jornada inaugural les dio ayer la razón. «Houbo cantidade e calidade», explicaba el patrón mayor de O Grove, Francisco Iglesias. Su barco, como «o 80 % dos que van ao centolo» hicieron el cupo permitido, de 35 kilos por barco a los que se suman otros 35 por cada tripulante. En total, en la lonja meca se reunieron alrededor de 3.000 kilogramos de este delicioso crustáceo, que se vendió a precios muy similares a los del año pasado: 13,75 euros las hembras más caras, algo más de ocho los machos mejor pagados. El mínimo, como siempre, ha estado en 6 euros, la cantidad por debajo de la cuál los marineros mecos se niegan a vender el fruto de su trabajo. «Vendo como andan os prezos das outras especies, temos medo de ter que acabar por baixalo», decían ayer en la lonja. Pero, de momento, no parece que vaya ser necesario. «Hai que esperar e ver como vai a cousa», decía, prudente, el patrón mayor.

También muy cauto se mostraba ayer el presidente del pósito San Antonio de Cambados. Benito González acudió a la lonja a eso de las siete de la tarde para comprobar sobre el suelo húmedo de la sala de subastas cómo había arrancado el mes de noviembre. Llegó cuando la subasta del centollo acababa de arrancar. En la lonja, como había ocurrido en O Grove, había abundancia (840 kilos). El precio máximo fue de 11,75 euros, menos que el año pasado. Y hubo algunos faroles -piezas de calidad menor- que se quedaron sin vender.

Pero antes de que se subastase el centollo se había vendido la volandeira, una especie tan similar a la zamburiña que hay incluso quien le cambia el nombre. Una treintena de barcos de Cambados se dedican a su captura, la mayoría con el bou de vara, y ayer tuvieron un buen día. En la sala de subastas había, a eso de las cuatro y cuarto de la tarde, un mar de cajas en cuyo interior aún abrían y cerraban sus valvas las piezas de color anaranjado y tamaño «bastante bo», según los lonjeros. «Son máis ben pequenas», matizaba Benito, un marinero jubilado que visita la lonja siempre que puede. «Esto como non vaia para fábrica, para outra cousa non se vende...». Sin embargo, la intuición le falló a este experto en subastas. En Cambados se comercializaron ayer 3.195 kilos de volandeira, a un precio máximo de 4,95 euros y a un mínimo de 1,50 -valor marcado como de retirada-. «Pero a media andivo a tres euros», matizaba el patrón mayor. Solo una conservera consiguió llevarse ayer volandeira de Cambados: un lote de unos mil kilogramos que fueron vendidos al precio mínimo marcado por la lonja.

No parecía el patrón mayor cambadés excesivamente satisfecho con las cotizaciones alcanzadas. «A ver como vai a partir de agora», sentenciaba. Lo que ocurra hoy y en los próximos días podría determinar que el viernes no hubiese extracción de volandeira en la ría. Cambados y Rianxo, los dos puertos con flota dedicada a la explotación de este recurso, actúan de forma coordinada y no parecen dispuestos a dejar que los precios de la volandeira se arrastren.