Los trueleiros quieren abrir una vía de diálogo con los bateeiros

Rosa Estévez
Rosa Estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

La vigilancia privada cubrirá unos 800 artefactos, sobre todo del Norte

27 oct 2012 . Actualizado a las 06:56 h.

Aunque no son muchos los que confían en que vaya a servir de nada, los trueleiros de A Illa decidieron ayer dar una nueva oportunidad al diálogo. Siguiendo el mandato de la asamblea, el patrón mayor y los representantes de los camaroneros intentarán concertar una reunión con las directivas de las agrupaciones de mejilloneros -la mayoría del Norte- que han decidido contratar un servicio de vigilancia para impedir que los profesionales del truel se encaramen a sus bateas. Hasta el momento, y según explicó ayer Ángel Iglesias, bajo el control de esa empresa han quedado ya unas 800 mejilloneras.

El paso dado por los bateeiros barbanzanos -a los que se han sumado algunos de Vilanova y de Vilaxoán, según se explicó ayer en la asamblea- ha caído como una bomba en A Illa, donde se concentran los profesionales del truel de la ría. Ayer, en la asamblea, el malestar de los afectados era palpable. «Isto non se pode deixar ir adiante», decía uno de los asistentes al encuentro. El patrón mayor fue contundente: «O destas oitocentas bateas non é que vaia ir adiante. Iso agora mesmo está aí», explicaba.

Y es que, tras conocer los planes de los bateeiros el pasado miércoles, Iglesias lleva dos días «intentando asesorarme» sobre las opciones que tienen los trueleiros. Por lo que le han transmitido tanto la asesoría jurídica de la cofradía, como el propio secretario xeral de Mar, Juan Maneiro, no son muchas las opciones que tiene este sector para frenar la decisión de los bateeiros. Apelar al diálogo y a los cincuenta años de convivencia pacífica entre mariscadores y mejilloneros es la herramienta de la que han decidido echar mano los isleños tanto para «intentar revertir a situación actual» como para evitar a toda costa que «máis bateas se sumen a esto».

Al término de la asamblea, muchos trueleiros mostraban sus dudas sobre las posibilidades de reconducir la situación. «Con esta xente xa se intentou falar, pero non queren saber nada de nós», comentaban en los corros que se formaron a las puertas del Concello de A Illa. Allí, volvieron a repetirse los argumentos y las preguntas que minutos antes se habían formulado en el salón de plenos. En el interior, uno de los mariscadores se había dirigido al patrón mayor para preguntar si «ti, como bateeiro, ves que o problema dos mexilloeiros sexamos nós». La respuesta de Ángel Iglesias fue un rotundo «non». Como él piensan la mayoría de los bateeiros, según afirmaban ayer los mariscadores de A Illa. «Pero hai moita xente coaccionada polas directivas das súas agrupacións para que poñan o cartel de que non podemos embarcar na súa batea».

A los trueleiros no le valen los argumentos que, hasta la fecha, se les ha dado para explicar esta súbita campaña contra su presencia sobre las bateas. A saber: si uno de ellos tiene un accidente sobre una mejillonera -artefacto de propiedad privada- podría acarrear problemas para el titular de la misma. Un episodio así, dicen, fue el desencadenante de este conflicto. Pero la mayoría de los trueleiros lo niegan. «Levamos cincuenta anos así. Todos caímos algunha vez e a ninguén se lle ocurre denunciar ao mexilloeiro», explican. Además, de ser esa la razón, «¿por que non nos impiden subir a poñer as nasas?». Y es que la prohibición que pesa sobre las 800 bateas afecta exclusivamente al uso del truel.

Otro argumento, el de que causan daño al mejillón y a la batea, tampoco es aceptado. «Puxemos todo da nosa parte. Nós estamos dispostos a facer vedas nos polígonos nos que o mexillón estea máis débil e a fixar unhas normas».

«¿Quen paga?»

Varios de los asistentes a la reunión de ayer preguntaron también quién pagará a la empresa de vigilancia contratada para impedirles subir a 800 bateas arousanas, convencidos de que ese pago lo iba a realizar la Xunta. «A min o que me dixo a xente da empresa era que eran os propietarios das bateas», explicaba ayer Ángel Iglesias. La empresa que se hará cargo de la vigilancia, dijo abundando en el asunto, es la misma que «xa traballa para varias confrarías da ría de Arousa» como guardapescas.

En cualquier caso, son muchos los que responsabilizan a la Xunta de este conflicto, que no ha hecho más que crecer en el último año. La Consellería do Mar, por su parte, no quiso ayer posicionarse sobre esta cuestión, y se remitió a un comunicado de prensa que previsiblemente se hará público hoy.

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