El anuncio de la pontevedresa Támara Echegoyen de su decisión de abandonar el Liceo Casino para volver al Real Club Naútico de Vigo ante la absoluta indiferencia y falta de apoyo prestadas por la directiva de la entidad vilagarciana en los dos últimos años ha sido sin duda un duro golpe para el Liceo Casino. Porque si algo ha quedado de manifiesto con todo lo dicho y ocurrido durante la presente semana, es la falta de visión de los responsables de dirigir los designios de una sociedad recreativa a la que si algo no le sobra en este momento son motivos de alegría y publicidad amiga.
La noticia no solo salta a solo dos meses de la consecución del oro olímpico por Echegoyen, sin siquiera un modesto homenaje ni por el Liceo, ni por el concello del que bien podría ser considerada hija adoptiva por sus muchos lazos y años de relación personal con la capital arousana. El inminente adiós se ha conocido a escasas fechas de saber si la Federación Internacional de Vela premia a la ahora nominada tripulación del Match Race español en los Juegos de Londres, patroneada por la regatista pontevedresa, y completada por la coruñesa Sofía Toro y la asturiana Ángel Pumariega, como mejores regatistas femeninas del presente año. Un galardón que en su cuadro masculino ya recibió en su día Antón Paz formando pareja con el pontevedrés y patrón dorado en Pekín Fernando Echavarri. Támara, que desde el 2010 brindó además dos títulos nacionales y uno europeo al Liceo, conocerá el fallo del premio el 6 de noviembre.