El naufragio del libre marisqueo

Rosa Estévez
Rosa Estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

La escasez de capturas en los tres bancos principales desmoraliza al sector

02 oct 2012 . Actualizado a las 06:54 h.

Aunque no se habían hecho grandes ilusiones, los mariscadores arousanos iniciaron ayer la campaña de libre marisqueo con un naufragio colectivo en la desesperación. Por la mañana, los raños descubrieron que en los fondos de la ría no hay marisco, por lo menos en cantidad y talla comercial. Por la tarde, las lonjas certificaron lo que ya muchos habían vaticinado: que los precios están bajo mínimos.

La jornada de trabajo arrancó pronto, y a eso de las ocho las planeadoras empezaron a tomar posiciones en las aguas arousanas. Os Lombos do Ulla, la meca del libre marisqueo arousano, suele ser el banco que más rañeiros reúne. Pero este año, sabedores de que allí no iban a encontrar berberecho, muchos de los fieles al río optaron por probar suerte en otras zonas.

Hasta la desembocadura del Ulla sí llegó el grovense David Casal. «Aínda que andaríamos a metade de barcos que outras veces costounos moito facer o tope», explicaba ayer, a eso de la una y media, cuando casi acababa de regresar a tierra. «Xa solo a hora indica que non foi normal. Houbo que buscar moito para facer o tope», asegura.

Fue la almeja babosa la que dio más trabajo, y de hecho buena parte de los mariscadores regresaron a tierra sin haber completado su cupo. Para alcanzar el de japónica también tuvieron que esforzarse. Y la fina fue la que más fácilmente acabó en el raño. El berberecho, tal y como se esperaba, no se dejó ver por ningún lado. En O Bohído las cosas no fueron mucho mejor. Hasta la zona de O Bao se trasladaron más embarcaciones que las de costumbre. «Aquí non hai nada, moita xente nin sequera fixo os topes», asegura el cambadés Carlos Martínez. Los vigilantes de la cofradía de A Illa ponen números sobre la mesa, y hablan de que «o 80 % das embarcacións non fixeron o cupo». A lo largo de la mañana, hasta ese banco fueron llegando barcos cuyos tripulantes ya habían probado el sabor de la frustración en Cabío. En el banco de A Pobra, explican los rañeiros, «non queda nada. Quedan as pedras porque non as podían levar».

Las lonjas son testigos de la escasez de capturas. «As cantidades son moi malas», sentencian desde A Illa, Carril, O Grove o Cambados. En las salas de subasta recibieron ayer los mariscadores la segunda estocada de la jornada: los precios fueron «malísimos». «Un señor de A Illa echó cuentas de lo que había sacado: 48 euros. Descuéntale gasolina y demás y ya me dirás cuanto saca en limpio», dice el lonjero de Carril, Moisés Campos.

«Un señor de A Illa echó cuentas: 48 euros. Sácale los gastos y no queda nada»