Por el río Ulla sin mojar los pies

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Catoira ofrece 7 kilómetros de paseo por parajes naturales al borde del río

13 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El verano en la ría es travieso. Pasa que no aprendan los turistas, que llegan despistados y desprevenidos, pero a los paisanos les pasa más o menos lo mismo. Con la sombrilla reluciente y el bañador sin estrenar esperando la visita del sol. Y Lorenzo que no llega. Para prueba, este mes de julio. Así que no está de más ofrecer para propios y extraños rutas alternativas por parajes verdes que no entienden de arenas ni de salitre. Y los hay, porque Arousa tiene sus paraísos naturales, a veces escondidos y casi siempre olvidados.

Las administraciones locales, sabedoras en los últimos tiempos de que son una alternativa al turismo, empiezan a potenciarlos. Es lo que ocurre, por ejemplo, en el caso de Catoira y los otros 18 concellos gallegos que se bañan en el río Ulla y que acaban de poner en marcha el programa Goza do Ulla, con rutas de senderismo a las orillas del río a lo largo de todo el verano. El calendario oficial colocó a Catoira en el 16 de septiembre, pero el paseo que discurre paralelo al río está ahí gratis, para disfrutarlo cualquier día de la semana.

Son siete kilómetros de recorrido fácil que arrancan por un sendero abrazado al río Catoira hasta su desembocadura en el Ulla; después, siempre siguiendo el río, transcurre a veces por senderos de arena o de jabre, de piedra o de madera hasta llegar a antiguos caminos forestales en el límite con Valga.

No todo es idílico. Los primeros metros de la ruta caminan por la parte trasera de edificios que muestran lo peor del feísmo arquitectónico tan propio del país. Pero cuando se deja atrás el núcleo de población y se llega al Muíño do Cura, pendiente de restauración, el caminante se reconcilia con el paisaje. Siempre, claro está, que sea capaz de conciliar las ruinas del viejo molino de agua con el progreso del nuevo puente del AVE, en proceso de construcción.

A partir de ahí, el mejor acompañante es el silencio, solo interrumpido por el motor de alguna embarcación que surca el río. Cedonosa, la piscina municipal, un parque público y ya por, fin, las Torres de Oeste y el reposo de los guerreros drakkar sobre el Ulla. Y después, monte autóctono, con profusión de letreros que informan sobre la flora y la fauna de las marismas.

Y si de regreso el agua dulce supo a poco, uno puede saciar la sed en la laguna de Pedras Míudas. A su salud.