Los recortes ponen en peligro los dos servicios de prevención de drogas de la comarca de Arousa

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Caldas se ha dado de baja del SPAD de Vilagarcía y A Illa estudia hacerlo

14 mar 2012 . Actualizado a las 15:27 h.

Las tijeras han llegado a los servicios de prevención y atención a las drogodependencias, cuya continuidad está en peligro porque ni llegan las subvenciones de la Xunta ni se sabe a cuánto ascenderán. Tanto en Vilagarcía como en O Grove, estos servicios, que dependen del Plan de Galicia sobre Drogodependencias pero que se gestionan por los ayuntamientos, están pendientes de unas ayudas que deberían haber llegado a principios de año, pero de las que nada se sabe; es decir, se desconoce si habrá fondos para mantener los programas asistenciales -el más conocido es el de administración de metadona a los drogodependientes- y los de prevención, que trabaja con los más jóvenes para evitar que caigan en el mundo de las drogas.

El que está más en el aire es el segundo, porque ya el año pasado descendieron las ayudas, y aunque tanto en el SPAD de O Grove como en el de Vilagarcía se mantuvieron los programas, no se sabe si este año será posible ponerlos en marcha sin las ayudas autonómicas. Sobre todo, porque algunos de los concellos que colaboraban ya no lo van a hacer. Es lo que ocurre, por ejemplo, con A Illa, municipio al que este año redujeron considerablemente las ayudas que llegan tanto para la tercera edad como para ayuda a domicilio o drogodependencias.

Como el Concello isleño no dispone de los 2.000 euros que destinaba a los servicios de prevención del SPAD de Vilagarcía, lo más probable es que se salga del programa. «Temos que priorizar, e o que queremos manter é axuda no fogar», explicó esta semana el alcalde, Manuel Vázquez. A Caldas le pasó lo mismo, y por eso el gobierno local ya informó a Vilagarcía que se salía del programa. Tampoco se sabe lo que va a ocurrir con los programas asistenciales. Distintas voces reclaman desde hace años que pasen a formar parte de la sanidad pública, pero de momento, ni hay novedades al respecto ni se sabe si se van a recibir las subvenciones.

Similar es la situación en O Grove, donde el SPAD mantiene los programas, pero el personal no sabe cuál va a ser su futuro porque, aunque de momento también se mantiene la plantilla y cobran sus nóminas, saben que el Concello sigue sin recibir la subvención que sostiene el servicio y que no sabe ni cúando llegará ni a cuánto ascenderá.

Y a diferencia de lo que ocurre en Vilagarcía, en O Grove ya hubo algunos recortes. No afectan al personal, pero sí al servicio de seguridad. Dado que en ocasiones se crean problemas de orden público entre los usuarios del servicio, e incluso entre los usuarios y los trabajadores, desde hace unos años, los SPAD cuentan con vigilantes de seguridad. Hasta ahora los había tanto en O Grove como en Vilagarcía, pero en el municipio meco ya no lo tienen. Vilagarcía se ha visto favorecida por unas nuevas instalaciones en las que se atiende, cada año, a medio millar de pacientes.