Solo unas cuantas historias de superación canina

AROUSA

MARTINA MISER

19 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Según el diccionario de la Real Academia, una perrada es una «acción villana». Sin embargo, puestos a tener comportamientos desleales como los que describe la RAE, los humanos le ganamos por la mano a los canes. Solo así se explica que en el refugio de Cambados vivan ahora más de setenta perros adultos, un buen puñado de cachorrillos y una decena de gatos. Unos animales, cuenta la responsable del refugio, Olga Costa, que nos dan muchas lecciones. Ahí van unos cuantos ejemplos.

Supervivencia pura

Se llama Moni porque fue recogida el día de Santa Mónica. Esta perra había sido atropellada en la Vía do Salnés, y tenía rotas las dos patas del lado izquierdo. Nadie daba un duro por su recuperación. ¿Nadie? No. En Cambados decidieron apostar por Moni y dedicar 800 euros recaudados en el Festival da Pulga para pagar la operación que necesitaba. «El 30 de diciembre le sacamos las vendas. El sábado ya fue de paseo, ya corrió, ya jugó...», cuenta Olga Costa. «Es supervivencia pura».

También Flon estuvo a punto de perder una pata tras las heridas sufridas en otro atropello. De nuevo, la gente del refugio y la solidaridad de los vecinos permitió obrar el milagro y salvar al animal. Esa unión de esfuerzos también fue determinante para poder llevar a Rúa, otra víctima de la carretera, a Ferrol, donde fue operada de una rotura de cadera. En ambos casos, la rehabilitación marcha de maravilla.

Solidaridad

Otro de los animales de los que podemos aprender, y mucho, es de Lina. Esta perra ha tenido cachorros. Pero no solo cuida a los que ella ha parido: alimenta y atiende a otros pequeños animales que han sido abandonados por humanos.

Si no fuese por los donativos y la solidaridad de muchos vecinos de la comarca, ni Moni, ni Rúa ni Flon habrían podido recibir los cuidados que necesitaban. Por eso, Olga Costa asegura que «el ser humano puede ser muy bueno». Pero también puede ser cruel. Solo esa crueldad puede explicar el elevado número de abandono de animales que sigue registrándose en la comarca. Baste un dato: desde principios de diciembre, alrededor de medio centenar de cachorros han sido dejados a su suerte, metidos en cajas o solos en la carretera. «Son camadas enteras, no deseadas», señala Olga Costa, quien incide en la necesidad de que los perros, sobre todo los del rural, sean castrados. Además de los cachorros, en estas fechas abundan también los abandonos de canes de caza, una vez finalizada la temporada. Ayer mismo, uno llegó al refugio.