«Pienso que un buen médico hace una buena enfermera, y viceversa»

Yolanda García Ramos
yolanda garcía VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

xaime f. ramallal

El pasado lunes cumplió los 65 y fue su último día en el Centro de Saúde de Viveiro

07 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La profesional del Centro de Saúde de Viveiro Dolores Orbán Parapar, Loli, cerró anteayer 46 años dedicados a la enfermería y defendiendo el sistema sanitario público: «En el lo tenemos todo. Ahora tenemos hospital a 25 kilómetros; antes a ciento y pico kilómetros... ¡y cómo estaba la carretera por A Gañidoira cuando había que ir a Lugo!». Deja atrás el ambulatorio viveirense, que para ella es «una familia grande». Y alguna anécdota. En su etapa de matrona ayudó a venir al mundo a la actual alcaldesa viveirense.

-¿Cómo y dónde se formó?

-En Ourense. Era obligatorio el régimen de internado. Llevábamos cofia y uniforme blanco y no podías suspender ninguna asignatura en junio. Fui para Enfermería por una compañera, aunque iba para Matemáticas y mi padre no quería que fuera enfermera. Hice dos especialidades, de matrona y psiquiatría. Di también clase en la Escuela de Enfermería de Ourense. Cuando terminé la carrera me quedé trabajando en el hospital y tenía una plaza de practicante y comadrona (APD) por las tardes en Coles, adonde iba con mi Mini. Cuando vine a Viveiro y llegué al ambulatorio (entonces encima de la farmacia Sara Varela) le dije a mi compañera, Valdeflores, ‘Tengo más yo en casa en mi caja de curas’. ‘Esta viene equivocada de sitio’, pensó ella. Luego me fui acostumbrando. Cuando pasó al lado de los Juzgados estuve en Urgencias. Fue donde peor se vivió pero donde yo fui más feliz. Después pedí plaza de mañana. Veía que el trabajo era tomar tensiones, pinchar... Y pensé en dedicarme a úlceras y diabetes, en profundidad. Participé en congresos, di charlas e incluso hicimos con el doctor Valledor una técnica (llamada plasma rico en factores de crecimiento) con la que úlceras de años de evolución se cerraron en tres meses.

-Hoy hay mejores medios...

-En Atención Primaria se trabaja bien. Tenemos UVI medicalizada, ambulancias a mano, Urgencias completísimo, todo digitalizado... incluida la historia.

-Por cierto, ¿qué objetos personales ha recogido de su consulta?

-Las fotos de mis padres, de los alumnos en prácticas que tutelé y la de mis bodas de plata.

-¿Mejoró la valoración del oficio?

-Mucho. En el internado, las monjas nos inculcaron que era una profesión paralela a la Medicina. Ni el médico podría hacer lo que hace sin las enfermeras ni las enfermeras sin el médico. Una buena enfermera hace un buen médico y un buen médico hace una buena enfermera.

-¿Cómo llevó la parte emocional?

-En ese momento estás concentrada. Sufres al llegar a casa.

-De su trabajo, ¿qué parte ha sido la que más le ha gustado?

-Úlceras y diabetes. También he hecho dietas personalizadas. Yo venía para mi casa y me traía trabajo. Soy muy inquieta...

-Anécdotas del oficio tendrá a montones, supongo.

-Ufff, tengo...! A Urgencias nos vino una vez buscar uno porque su madre estaba enferma. Fuimos la doctora Fraga y yo y llegamos allí y estaban rezando el rosario. O sea, que ya había muerto la noche anterior. De los partos también tengo muchas anécdotas. El parto es el momento más emotivo que he pasado porque vi que nacía una vida. Cuando moría alguien, era distinto. Eran momentos tristes, de consolar a la gente.

-¿Cómo ha sido la relación con sus compañeros y pacientes?

-Tuve unos grandes compañeros. El año pasado pasé un problema gordo de salud y las tuve a todas a todas horas conmigo, llamándome, haciéndome el papeleo... A pesar de una larga baja, me quise jubilar en el trabajo. El último día fue muy emotivo. Tomamos unos pinchos juntos, nos abrazamos, tenemos fotos que nos hizo Moreno con la cámara, vi el cariño de los compañeros y de los pacientes también. Los que están jubilados venían a verme(...) Cuando estuve operada también me llamaron pacientes. Tengo uno que me llevaba siempre la Quiniela. Y quiero añadir también que en mi trabajo nunca cobré a nadie.

-¿Qué sensación tuvo el lunes?

-Me parecía que volvía al día siguiente. Hoy [por ayer] desperté y vi que no tenía que ir. Es la costumbre, pero bueno... quiero vivir. Mi marido me lleva diez años y prácticamente no hemos viajado ni nada. Pero ya cerré una etapa, sé que ya no voy a volver.

-¿Qué consejo le daría a alguien que va a empezar el oficio?

-Primero, que esté muy preparado, que ya vienen muy preparados. Segundo, que se ponga en el lugar del paciente y que lo trate como le gustaría ser tratado. No es solo hacer la cura mejor o peor. A veces el paciente necesita que lo escuches...

-¿Este es el primer café que toma en su primer día de jubilada?

-Sí... y me quedan! Con mis compañeras ya jubiladas, cuando nos juntamos, es la monda contando anécdotas. Tengo un cariño muy grande a la gente cuando llegué a Urgencias porque me acogieron muy bien. Ahora me apetece viajar y ayudar a la gente. En principio tengo que ir a descansar a un balneario y probablemente haré un viaje a Costa Rica. También ver a mis nietas, Noa e Icía, por las que tengo una pasión...

-¿Le gusta que le llamen abuela?

-’Abuelita’ me llaman. Me encanta que me llamen ‘abuelita’! También tengo dos hermanos que me llevan 14 y 18 años y que realmente los crié con mis hijas.

-Una frase para finalizar, Loli.

-Si volviera a nacer volvería a ser enfermera.