«Arrancar 512 cubas fue una operación técnicamente delicada»

Yolanda García Ramos
YOLANDA GARCÍA VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

Integró el equipo que se formó en 1977 para cumplir el gran reto

06 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Recientemente mantuvo un encuentro en Burela el equipo que se encargaría de poner en marcha las 512 cubas de electrolisis en la planta que hoy es de Alcoa en San Cibrao. Desde Oviedo se acercó Antonio Gil, quien formó parte del mismo. Fueron 25 años de su carrera profesional que dedicó a la factoría mariñana donde fue jefe de planta en Aluminio durante 11 años.

-¿Cómo recuerda esa época y el reto que se presentaba?

-Fue una época muy bonita. Éramos todos muy jóvenes, con mucha ilusión, ganas de trabajar y de afrontar el reto de electrolisis, que era muy difícil por la componente técnica y la económica.

-¿Cómo es el trabajo de tener que arrancar 512 cubas?

-Es una operación técnicamente muy delicada porque son hornos que están a mil grados. Para que un horno pase de cero a mil se necesita muchísima potencia y energía calorífica y hay muchas posibilidades de fallar y de tener un accidente. El primer arranque fue en 1979-1980 y el segundo en 1988, tras la huelga de 1987 que fue una parada total de las instalaciones. Y tanto una como otra fueron dos operaciones ejemplares y reconocidas en todo el mundo. Y en parte, gracias al equipo que nos reunimos hace poco en Burela. Se formó en 1977, por eso ahora cumple los 40 años. Al ser tecnología nueva en España hicimos un proceso de formación exhaustivo, en España y en el extranjero. Vinieron obreros de Avilés y de A Coruña y también gente de la calle a la que esa tecnología no le sonaba.

-Fue un equipo en mayúsculas.

-Como el arranque dependía de él se hizo una formación extraordinaria y redundó en el éxito del arranque, la estabilización y los rendimientos de la fabrica. Fue un equipo. Cuando una operación tiene éxito es por la aportación individual pero también de esta al conjunto y forma el engrasado que hace funcionar la maquinaria. Cuarenta años después seguimos recordando aquella época y tan dura, teníamos una huelga cada dos años...

-¿Y descorcharon champán tras el éxito de la operación?

-Como después nos tocó estabilizarlas y sacarles rendimiento, no había mucho tiempo de celebrar nada. En el rendimiento una fábrica de aluminio se juega la rentabilidad y había que obtener rendimientos pero a la vez con consumos de energía mínimos. Políticamente [era la Transición] eran momentos muy inestables, socialmente también y España no era como es ahora. Era altísima la inflación y había que recurrir a precios altos.

-¿Cómo ve el presente?

-Ahora hay mucha competencia. Antes no era ese el problema, era otro porque había que pagar una fábrica que costó muchísimo.

-Con el aniversario, ¿ha realizado alguna visita a Alcoa?

-(Ríe) Los jubilados lo que hacemos en las fábricas es molestar. Pero este sábado me vuelvo a reunir con los diferentes jefes de departamento, jubilados, en Tapia. Ahí te dedicas a charlar, y a pasarlo bien. La última reunión fue muy satisfactoria.