«Con el Cantábrico nunca hay que tutearse»

Yolanda García Ramos
YOLANDA GARCÍA VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

xaime f. ramallal

Dos tripulaciones celeirenses recibirán el premio internacional Polaris en Montreal el próximo 6 de mayo

24 abr 2017 . Actualizado a las 13:49 h.

Que una emergencia concluya sin lamentar pérdidas humanas, ni de rescatadores ni de rescatados, ya es un premio que no tiene precio. Y salvar vidas es uno de los cometidos principales del Pesca 2 del Servizo de Gardacostas de Galicia. En Montreal (Canadá) el día 6 recibirán el premio Polaris de la Federación Internacional de Pilotos de Líneas Aéreas las tripulaciones celeirenses que participaron en el rescate del mercante Modern Express frente a Cabo Ortegal y del pesquero Gure Uxua frente a Navia. Trajeron sanos y salvos a seis y cinco marineros, respectivamente. También estaban los Helimer de A Coruña y Gijón en cada caso.

El Pesca 2 «duerme» en su hangar. De uniforme y con café recién hecho, el piloto Carlos Ferreira (Ferrol, 1972) y el copiloto David Abad (Madrid, 1973) repasan ambos rescates por los que, junto a sus compañeros, son premiados. Revisan el vídeo de la operación. El Modern Express escorado y el helicóptero sobrevolando. La hormiga encima del gigante. Y estremece... Falta el audiovisual del Gure Uxua, por fallos con la GoPro, indican.

Una sugerencia inicial antes de avanzar. Dejar a un lado la etiqueta de «acto heroico», aunque sí es una expresión literal entre las razones de la concesión del Polaris. Es fruto del trabajo de un equipo, remarcan. El compañerismo hace mucho: «Como falte uno, esto no despega». Desde los que están al mando del helicóptero, hasta el rescatador y el operador de grúa. Todos, esenciales. Ni Carlos, con casi 14 años en este servicio, ni David, con 3 en la base viveirense, aciertan a contabilizar en cuántos rescates han participado. Antes de llegar a Celeiro, el primero trabajó en helicópteros medicalizados y de vigilancia pesquera. El segundo, en taxi aéreo, fotografía aérea e instrucción. Muy distinto a un oficio que hoy día les fascina.

En el caso del Modern Express pesaban factores técnicos y ello les obligó a ser precisos en los cálculos. «Estaba muy lejos y hacía mucho viento(...) Había mucha gente que sacar. 22 tripulantes. Nosotros sacamos los últimos 6 que quedaban», recuerda Abad. Olas, como una casa de dos pisos. «El barco estaba como a 300 kilómetros mar adentro. El tiempo es el que tienes. Sales de Viveiro y vas hacia el norte. De aquí a allí no hay gasolineras. Necesitas un tiempo para trabajar en la zona, tener en cuenta la previsión de vientos», puntualiza Ferreira, a quién se le nota más cómodo a la hora de dar datos: «Bingo fuel llamamos al combustible con el que, sea como sea, pase lo que pase y esté quien esté en el agua hay que darse la vuelta porque, básicamente, no vuelves». «Cuando llegamos allí hacía tanto viento en la zona que nos permitió consumir menos», recuerda. Pero surgió «otro problema: el peso», comenta Abad: «Íbamos por 4, luego por 5 y al final nos llevamos a 6. Fue bastante horroroso decir ‘¿podemos cargar a todos?’». Aunque siempre hay otras unidades de rescate preparadas para salir si hace falta.

Abad se centra más en el Guru Uxue. Al llegar, barco hundido. Y un enorme susto inicial, al no avistar ninguno de los marineros: «En este servicio sentí un bajón. ‘No hemos llegado’, pensé». Recuerda «más mar». «De repente, vemos una bengala», añade. Y allí estaban, en una balsa que compara «con una cáscara de nuez» en medio de olas «montañosas». Fueron «maniobras complicadas», subraya. «Hay gente que está temiendo por su vida, congelada, con dolores... tienes de todo y no sabes cómo van a reaccionar», añade cuando se le pregunta por aquellos a los que les salvan la vida. Una vez pasado todo, a veces reciben cartas de los rescatados y de reconocimiento por parte de autoridades. «La rapidez es una probabilidad de éxito», enfatiza Carlos Ferreira.

«Con el Cantábrico nunca hay que tutearse, siempre de usted», comenta el madrileño, que tiene fresca su primera vez en cielo gallego: «‘Va a ser verdad que Galicia es verde’, dije. Para mí era negra porque solo había volado de noche». «Esta zona en particular es una zona complicada, entre el Cabo Prior y Ortegal. Son acantilados muy altos y es una esquina, una zona de confluencia de vientos», puntualiza Ferreira.

Tema importante, la gestión emocional. El ferrolano se abre algo más: «He tenido situaciones muy tensas. El tiempo te va curtiendo. Pero sí que una cosa está clara, la parte emotiva no ayuda, en absoluto. Yo no pienso en lo que está pasando». «Con los años esto te hace ser más ‘frío’ pero esa frialdad te permite más eficacia», confiesa. Describe cómo es el ambiente en cabina en pleno rescate: «No hay ni un alboroto ni cambia el tono». Coordinación, confianza y decisiones conjuntas son claves entre la tripulación. «Para poder estar tranquilo o tener la cabeza más fría, tienes que entrenar», añade Abad, con un mensaje para las administraciones: «El entreno es vital». «Es costoso pero no es caro», remarca. «Aquí nos hacen la selectividad todos los años», sonríe.

«El tiempo te va curtiendo. Una cosa está clara, la parte emotiva no ayuda»