«Cuando te llaman por un bebé o un niño, te pones a temblar»

Inmaculada Eiroá González
inma eiroá VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

xaime ramallal

Dice que uno de los momentos más duros fue la muerte de una compañera en O Fiouco

21 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Yago Pernas Álvarez es uno de los responsables y a la vez conductor de Ambulancias Burela, la empresa que se encarga de atender los servicios de emergencias en toda la comarca mariñana. Son profesionales que están a pie de cañón las 24 horas del día.

-¿Cuánto tiempo hace que llevan el servicio?

-Con la nueva adjudicación del servicio del 061 llevamos desde el 16 de octubre de 2015. Antes éramos varios socios, trabajábamos con una UTE, y ahora quedamos tres y trabajamos bajo el nombre de Ambulancias Burela.

-De todo el trabajo que realizan, supongo que la atención de las urgencias es lo que conlleva, como más peso ¿No?

-Estamos preparados para todo, pero si, las causas más importantes son los accidentes de tráfico, infartos, patologías graves...Eso, lógicamente, es a lo que más interés se le pone; siempre se le pone más interés a alguien que presenta un infarto que a una persona que simplemente tiene un catarro. Quien controla el servicio es la central del 061. Si al mismo tiempo entran dos llamadas que por los datos que facilitan apuntan a un infarto o a una patología leve, lógicamente se le da prioridad a la persona que parece más grave. El 061 es quien prioriza la atención, en función de los datos que recibe. Y eso determina que se envíe una ambulancia asistencial o una medicalizada. Muchas veces, por cercanía, se envía antes la asistencial para una primera asistencia, pero al mismo tiempo sale la medicalizada para completar el servicio si fuera necesario.

-¿Llevan siempre personal sanitario?

-En las asistenciales, no; estas llevan dos técnicos en emergencias sanitarias y en la medicalizada van dos técnicos en emergencias sanitarias, más personal sanitario de enfermería y médico. Lo que pasa es que las asistenciales pueden ser medicalizables (...). Si ocurre algo grave, por ejemplo, en Viveiro, y la medicalizada está en Foz, y le lleva 25 ó 30 minutos llegar, si se sospecha algo grave, la asistencial de Viveiro recoge el personal médico en el centro de salud. Cuando se precisan, son vehículos adaptables para hacer de medicalizada.

-¿Para qué va preparada una ambulancia medicalizada?

-Va preparada para atender prácticamente cualquier problema en el ámbito de fuera del hospital, desde un infarto, hasta un accidente de tráfico. Lleva respirador, monitor, bombas de perfusión, una serie de aparatos que no lleva una asistencial. Una vez llegas, si hay varios heridos, el médico valora cuál es el más grave y se le da una asistencia más inmediata y si es necesario se le solicitan más medios a la central.

-¿Cuáles son los casos más usuales?

-El mayor número de servicios es para atender pacientes de cierta edad que ya sufren patologías anteriores y que en un momento dado se complican. Gracias a Dios no todos son infartos.

-¿Hay más infartos que accidentes?

-Si, hay más patologías cardíacas que accidentes. Y luego están los accidentes de tráfico.

-¿A qué servicios les ‘temen’ más?

-Siempre los niños; cuando suena el teléfono y te hablan de un bebé o de un niño de cuatro años, por poco que sea, por lo menos te ponen a temblar.

-¿Es un trabajo para gente de una pasta especial?

-Si no lo eres, desde luego, te haces de una pasta especial. Al final te haces más duro, pero por muy duro que te hagas, hay situaciones que ablandan a cualquiera.

-¿Recuerda situaciones que lo hayan marcado especialmente?

-Recuerdo, y eso que no llegamos por la distancia a la que estamos, el accidente de Angrois. Yo estaba de guardia; cuando llegamos allí ya no había pacientes en las vías y nos derivaron primero al hospital, al Chus, por si había que trasladar pacientes a otros hospitales. Y una vez que estuvo todo organizado nos mandaron de apoyo psicológico a donde estaban las familias de las víctimas. Estuvimos allí toda la noche y estuvimos enteros, pero cuando salimos de allí, tanto los dos técnicos como el médico y la enfermera no fuimos capaces de aguantarnos. Otro momento muy duro fue el accidente de O Fiouco en el que falleció nuestra compañera; ese fue un trago muy duro. Supimos que estaba muerte cuando llegamos allí. Ese choque fue muy gordo.