«Los niños lloran en Chapecó porque han perdido a sus ídolos en un avión»

Iván Díaz Rolle
IVÁN D. ROLLE BURELA / LA VOZ

A MARIÑA

Pepa Losada

Jozi, portera de fútbol sala en Burela, nació en la ciudad brasileña del equipo golpeado por la tragedia aérea de Colombia, y uno de los muertos era su amigo

01 dic 2016 . Actualizado a las 11:52 h.

Joziane Oliveira se despertó el martes con un buen número de wasaps en su bandeja de entrada. El primero que leyó decía: «Lo siento mucho por la tragedia en tu ciudad». Un fuerte escalofrío recorrió entonces el cuerpo de la mujer que desde hace ocho temporadas protege la portería del Pescados Rubén-Burela en Primera División de fútbol sala. Hace poco más de dos meses, de forma repentina, fallecía su pareja, Neco, otro brasileño que dejó huella en el deporte de Burela. «Rápidamente me acordé de él, volvieron los temblores, la angustia... En Chapecó está toda mi familia y solo sabía que había pasado algo malo», explica.

Enseguida comenzó a recibir más noticias. Se trataba de un accidente de avión, en Colombia. El equipo de su ciudad natal, el Chapecoense, se desplazaba en la aeronave para disputar ante el Atlético Nacional la ida de la final de la Copa Sudamericana por primera vez en sus 43 años de historia. Junto a ellos, por supuesto, viajaban técnicos, directivos y periodistas, entre los que la portera brasileña contaba dos muy buenos amigos «que siempre iban con el club».

«Me pasé toda la mañana pendiente. Mantenía esperanzas, pero la espera se hizo muy dura. A media mañana supe que uno de ellos, Rafael, había sobrevivido. Pero la espera seguía. Todavía no sabía nada de Edson, un periodista que estaba casado con mi mejor amiga de la infancia, y estaba angustiada. Cuando me confirmaron la noticia de su muerte, todo se me revolvió...», relata Jozi con dificultades para contener las lágrimas. Y añade: «Hace poco era su mujer la que me daba ánimos por la pérdida de mi pareja. Ahora la lamentable casualidad hace que sea al revés».

Edson era un locutor radiofónico cuya experiencia laboral estuvo siempre ligada al deporte. Contar el triunfo en la Copa Sudamericana de un Chapecoense al que cubrió incluso en la Serie D habría sido uno de sus grandes sueños. Ya nunca podrá hacerlo. 

«En Chapecó ahora nadie habla»

Poco antes de su cita con La Voz, Jozi atiende una llamada. Habla con un dirigente del Chapecoense que no viajaba en el avión siniestrado. Fue su primer entrenador. Desde allí sus amigos y familiares le explican que en Chapecó ahora nadie se atreve a hablar: «Solo hay silencio. Ayer abrieron las puertas del estadio y un montón de gente fue a rezar allí por los accidentados. Tenemos que estar unidos».

Jozi ayer no pudo evitar vestir la camiseta del equipo de su ciudad: «Es parte de mi vida». «Era un club humilde que se había ganado el cariño de todo Brasil. Cuando era pequeña iba a ver al verdão con mi padre. Logró subir de la Serie D a Primera en solo seis años... Los niños de Chapecó lloran porque han perdido a sus ídolos en un accidente de avión», dice con nostalgia. «Ahora solo espero que no sea una negligencia», finaliza.