Ángeles Montero es hostelera y se nota desde un primer momento cuando uno habla con ella que es por vocación y que está encantada. Regentan el restaurante familiar Montero en Mondoñedo, muy conocido desde siempre, y ahora con el nuevo albergue privado que acaban de abrir está muy ilusionada.
-¿Qué tal va?
- Muy bien, la gente queda encantada y nosotros muy contentos. La verdad es que a los peregrinos que vienen aquí después les cuesta trabajo marchar porque se encuentran muy a gusto; nos lo dicen todos. Aquí tienen un muy buen descanso, buenos servicios, intimidad, muchos baños, buena atención y buenos colchones que para ellos es muy importante descansar bien. Colchones grandes, cómodos, edredones de plumas, sábanas de algodón, toallas limpias. Aquí tienen zona de lectura, zona de juegos, jardín, en fin, todos sin excepción quedan muy agradecidos. Se van con la sensación de haber estado como en casa, que es lo más importante.
-¿Se nota ya un aumento de peregrinos?
- -Sí, esta pasada noche tuvimos peregrinos franceses, alemanes, también españoles; los españoles suelen ser jóvenes y los extranjeros de una edad media. Todos nos felicitaron por el trato y por los servicios. Disponen de una cocina con mucho menaje, cómoda; para cualquier necesidad tenemos además el restaurante anexo. Está siendo una experiencia nueva, muy bonita, confiamos en esta iniciativa con este albergue y somos optimistas,