Álvaro Cunqueiro y Valle-Inclán, dos grandes de las letras, eran primos

MARTÍN FERNÁNDEZ

A MARIÑA

Álvaro Cunqueiro cuando fuera pregonero de la popular fiesta del Albariño.
Álvaro Cunqueiro cuando fuera pregonero de la popular fiesta del Albariño.

El origen cambadés emparentó a Cunqueiro con otro escritor universal

28 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si es cierto que la patria son los muertos, Cunqueiro tuvo dos: Cambados y Mondoñedo. La primera fue la tierra de su padre, el farmaceútico Joaquín Cunqueiro Montenegro, y la de sus abuelos, el abogado y rentista cambadés Carlos Cunqueiro Mariño de Lobera, y Carmen Montenegro Morfino, naturales de Vilagarcía de Arousa y A Póboa do Caramiñal, respectivamente. Y la segunda fue la patria de la infancia del escritor y la tierra de su madre, Josefa Mora Moirón, oriunda de Riotorto.

El origen cambadés emparentó a Cunqueiro con otro escritor universal, Ramón del Valle Inclán, de quién era primo. Y lo convirtió en permanente enaltecedor de las tierras, las gentes y de lo que él acuñó, en afortunada frase, como el príncipe dorado de los vinos gallegos, el vino albariño. Mondoñedo, en cambio, le proporcionó todo un universo literario, las Tierras de Miranda, en las que, como García Márquez con Macondo, situó el marco de su imaginación portentosa y de sus fascinantes criaturas.

El matrimonio de Carlos Cunqueiro y Carmen Montenegro tuvo doce hijos. Cinco estudiaron Medicina en Santiago -aunque uno de ellos, el padre del escritor, cambió en el último curso Medicina por Farmacia- y dos vivieron en Mondoñedo: José Cunqueiro Montenegro, médico en la villa por poco tiempo, antes de trasladarse a Murcia, y Joaquín, el padre del escritor, que regentó la Farmacia Moderna.

Llegada a la ciudad

La familia Cunqueiro, tan querida y recordada en Mondoñedo, estuvo vinculada a la ciudad episcopal poco más de un siglo. Como estudió Ruiz Leivas, el inicio de su estancia se remonta a 1905, cuando el joven farmacéutico Joaquín Cunqueiro llega, procedente de Vegadeo, para hacerse cargo de la farmacia que habían abierto, un año antes, el médico Alejo Barja, su hermano José, notario, y su cuñado José Alonso Parga, para hacer competencia al viejo boticario de la villa, Domingo Martínez.

Como los Barja no tenían la titulación requerida para regentar el establecimiento, pusieron a su cargo, a sueldo, al farmacéutico Valentín Piñeiro, natural de Santiago. Pero, al poco tiempo, puso a la venta todo lo que en el negocio le pertenecía.

Y así fue cómo llegó a Mondoñedo el joven farmacéutico cambadés: para hacerse cargo de la farmacia de los Barja. Y en septiembre de 1905, ante notario, compró a Valentín Piñeiro por 3.000 mil pesetas los derechos que éste tenía en la botica.

Tres años después el nuevo boticario se casó con Josefa Mora Moirón, una joven de 23 años de Riotorto, aunque nacida en Madrid. Tenía 31 años y se hallaba viudo de Purificación Blanco González. Había nacido en Cambados el 16 de enero de 1877, hijo de los arriba citados Carlos Cunqueiro y Carmen Montenegro.

De su matrimonio con Pepita Mora tuvo cinco hijos: Carmen, Alvaro, José (Pepe), Carlos y Joaquín. Sobrevivieron los tres primeros pues los dos últimos fallecieron a corta edad. Joaquín Cunqueiro fue alcalde de Mondoñedo en el periodo 1923-1924.

Su mujer falleció en 1931 y él diez años después. De los tres hijos supervivientes _Carmen, Alvaro y José (Pepe)_ sólo la primera continuó viviendo en la ciudad, en la que murió en 2006. Con ella desapareció de Mondoñedo el apellido Cunqueiro y, posteriormente, su propiedad al ser vendida su vivienda por uno de sus sobrinos.

Cunqueiro no se puede entender sin «su» Mondoñedo

Al igual que Torrente Ballester decía ?Ferrol me fecit?, Cunqueiro no es explicable ni inteligible sin el Mondoñedo que lo hizo. En la ciudad están sus claves humanas y creativas. Y también las políticas: su profundo galleguismo, su antimarxismo, su accidentado y ocasional falangismo tienen una respuesta en el Mondoñedo de 1936 con una derecha compinchada con el clero, una izquierda republicana manejada por Azaña y Casares Quiroga, y una izquierda radical liderada por un Luis Trigo que, después, sería guerrillero antifranquista durante doce años.

El gran mitin

Como explicaba hace escasas fechas el cronista oficial, Antonio Reigosa, Alvaro Cunqueiro presentó el 11 de febrero de 1933 el gran mitin que pronunciaron en Mondoñedo a favor del Estatuto de Galicia Otero Pedraio, Villar Ponte, Suárez Picallo y Castelao. El cartel que convocaba el acto _y que había sido confeccionado por el mindoniense Bernardino Vidarte_ decía así: ?Votar o Estatuto é votar porque nos gobernemos con leises galegas. Nadie sabe do noso máis que nós>.

Luego llegó el golpe militar y fascista y el joven escritor, que tenía 24 años y era hijo de boticario y alcalde de derechas, hubo de elegir entre los militares sublevados y los que se postulaban abiertamente revolucionarios y anticatólicos. Y tuvo pocas dudas.

Y aunque no era -nunca lo fue- un político en sentido estricto, sí fue un ser humano atrapado en una circunstancia política endiablada y aterradora que -como le sucedió a tantos otros- lo arrastró, lo desbordó y lo desnortó vital y literariamente. Fue fugaz y ocasional falangista por miedo, por terror.

Pero tras sonoros tumbos y fracasos en Ortigueira, en Madrid?., al cabo fue Mondoñedo -y posteriormente Vigo- el lugar que le permitió reencontrarse, recuperar el camino de su mocedad prebélica y llegar a ser uno de los más grandes escritores _inequívocamente gallego y galleguista_ de la literatura universal.

Una forma muy particular de ver el mundo con ojos gallegos

Durante largo tiempo se especuló con el parentesco que mantenían Álvaro Cunqueiro y Ramón María del Valle Inclán. La suposición -basada en la coincidencia del apellido Montenegro, pues era el segundo del padre de Cunqueiro y el segundo de Valle Inclán- dejó de ser una hipótesis para ser un hecho demostrado tras el trabajo de Grato Amor Moreno y José Sánchez de la Rocha sobre .

Estos estudiosos datan el origen del parentesco en la boda entre Dolores de Saco y Lira y Antonio Montenegro y Sánchez. Un matrimonio que contó, en la línea masculina, con un tataranieto llamado Ramón María del Valle Inclán y, en la femenina, con un bisnieto de nombre Alvaro Cunqueiro Mora.

De tal manera que la abuela paterna de éste era prima carnal de la madre de Don Ramón. O, dicho de otra manera, la madre de Valle, Dolores Peña Montenegro, era prima de Carmen Montenegro Morfino, abuela de Cunqueiro y madre de los doce hijos que tuvo con el abogado y rentista cambadés, Carlos Cunqueiro Marino de Lobera.

Ambos escritores sabían de ese parentesco. Y los dos crearon particulares universos literarios, escribieron novela, poesía y teatro, compartieron devoción por el periodismo y, como certeramente escribe Alfredo Rodríguez en el Centro Virtual Cervantes ?hay una forma de ver los temas, de mirar en los argumentos, de hablar de los personajes y de contar las historias en donde encontramos a Cunqueiro y a Valle en episódica coincidencia. Una forma, tal vez, de ver el mundo con lentes galaicas>.

Cunqueiro y Valle, dos grandes de las letras gallegas, españolas y universales. Dos genios hermanados.