El Barco noquea sobre la campana a un Ribadeo feroz

A MARIÑA

SONIA RODRÍGUEZ

Rodri, en el minuto 89, dio la victoria a los locales después de que Rafa Casanova empatara el partido de penalti

07 feb 2016 . Actualizado a las 22:17 h.

Barco: Macía, Rubén Arce, Deivis, Pablo Corzo, Omar, Rubén García (David Álvarez, min 57), Javi Recamán, Borja, Rodri, Mitogo (Adil, min 72)  y Carlos (Tato, min 63).

Ribadeo: Diego, Javichu, Jacob, Isma (Vilela, min 78), Álex, Dapo, Rafa Casanova, Andrés Bouza, David Rodríguez (Miguel Gomes, min 68), Santi y Criss (Borja, min 77). 

Goles:  1-0, min 65: David; 1-1, min 86: Rafa Casanova, de penalti; 2-1, min 89: Rodri.

Árbitro:  Méndez Castro (A Coruña). Enseñó tarjetas amarillas para Rubén García, Pablo Corzo; Santi, Andrés Bouza y Álex.

Incidencias:  Calabagueiros. Buen ambiente en el feudo valdeorrés, con más de 600 espectadores en sus instalaciones.

Once de quince puntos posibles en la segunda vuelta y un total de nueve partidos consecutivos sin perder avalan a un Barco que acaricia su objetivo de la permanencia e incluso ve al cuarto clasificado a solo cuatro puntos.

Son matemáticas y también constataciones de partidos como el de ayer, ante el vicecolista Ribadeo, en el cual los hombres de Javi Rey supieron sufrir en los momentos más delicados. Y es que el choque comenzó trabado, ante un oponente que cerró bien sus fuentes de creación e incluso enseñó los dientes con Criss y Santi pisando el área local con peligro. 

Tras el intermedio, el entrenador barquense no tardó mucho en recurrir al recién llegado David Álvarez, que se había estrenado como goleador en Vilagarcía y volvió a destilar calidad en un control de fantasía que culminó con un disparo en parábola imposible para Diego. Eran los mejores minutos de los anfitriones, pero los hombres de Germán Campos no se dieron por vencidos y la disputa entró en una fase de incertidumbre con peligro en los aledaños de ambas porterías, a la vez que avanzaba el cronómetro y los valdeorreses daban por más satisfactorio el mínimo 1-0. 

Aún así, otro golpe de efecto sonó en un penalti discutido por la parroquia de Calabagueiros y transformado con sangre fría por Rafa Casanova. En el banquillo del Barco entendieron que no había tiempo para lamentaciones y sus once futbolistas activados se volcaron otra vez sobre la meta de Diego. Si David venía de repetir, Rodri Alonso tampoco quiso poner fin a su racha y elevó a cinco goles su serie personal en los últimos seis partidos. Fue al rematar en boca de gol una entrega de Diego Tato, lo que provocó el delirio en las gradas y la satisfacción de un plantel y cuerpo técnico al que le salen las cuentas