Eternidades

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro ÚLTIMA BRETAÑA

A MARIÑA

10 nov 2015 . Actualizado a las 20:59 h.

Esta vez no quiero dejarme llevar por la emoción, que tantas veces me arrastra. Ni tampoco deseo abandonarme en brazos de la literatura, aunque bien sé que en Mondoñedo -que de literatura es de lo que está hecho, básicamente- es real todo cuanto puede ser soñado. Hoy, por el contrario, quiero permanecer bien aferrado al periodismo, que es el oficio de vivir con los ojos abiertos. Y así, desde el periodismo, dar testimonio de la verdad y decir, en voz bien alta, que, sin Don Enrique, Mondoñedo (aunque hubiese existido igual, qué duda cabe), no sería la misma ciudad, sino otra ciudad que no se le parecería nada. Porque él, Cal Pardo (intelectualmente una de las figuras centrales de la Galicia de nuestro tiempo), ha hecho posible, como antes Cunqueiro, el milagro de mantener abiertos los caminos que unen la esencia de lo mindoniense con la cultura más alta. La obra del deán de la catedral, al iluminar el pasado, habita ese eterno presente sobre lo que se asienta la inmortalidad, el auténtico territorio de las eternidades. Él, con generosidad infinita, ha sabido mirar lejos. Por eso cuanto ha escrito vuela tan alto.