«Aunque he perdido a muchos compañeros, sigo dando guerra»

Yolanda García Ramos
YOLANDA GARCÍA VEGADEO / LA VOZ

A MARIÑA

MIGUEL VILLAR

Su nuevo reto es repetir los 14 ochomiles que logró terminar en el año 1999

26 nov 2014 . Actualizado a las 15:00 h.

«Por la piedra de la cumbre para los geólogos, por conocer el límite de resistencia para la medicina, pero sobre todo por el espíritu de aventura que mantiene vivo al hombre». Lo dijo George Mallory en 1923 cuando le preguntaron por qué escalar el Everest o Chomolungma, aunque es otra cita suya, más concisa, es hoy todo un mantra de la historia del montañismo: «Porque está ahí». Es uno de los ochomiles del mundo, el más popular pero no el más traicionero. Bien lo sabe Juanito Oiarzabal (Vitoria, 1956), alpinista que perdió los dedos de sus pies pero fue en el K2. Mañana estará en el Foro de Comunicación en Vegadeo, desde las 10.45, para contar los retos que le llevaron a ser el sexto hombre en alcanzar las 14 cimas de más de 8.000 metros (suma 26 ascensiones, récord mundial) y el tercero en hacerlo sin oxígeno artificial. Su nuevo reto es repetir los 14 ochomiles. Hablamos, antes de su partida de mus de la tarde.

-Cuando le presentan así, con ese currículo, ¿cómo lo toma?

-Es curioso. Parezco algo tosco, bajito de estatura (1,67) y tengo la voz bastante agresiva. Cuando alguien comenta conmigo, en España o Nepal, ?este es Juanito, ha subido 14 ochomiles y los está repitiendo, es el que más cumbres de 8.000 ha subido? me parece que el que me está presentando no se lo llega a creer con mi estatura. ¿Cómo lo llevo? De forma natural y normal y con mucha alegría de mantenerme vivo porque no es fácil realizar 45 expediciones al Himalaya. Lo lógico, entre paréntesis, sería que estuviera muerto. He tenido mucha suerte. Aunque desgraciadamente he perdido a muchos compañeros, yo sigo aquí dando guerra.

-¿Qué le ha dado y quitado la alta montaña, las cimas del mundo?

-Me lo ha dado todo, desde conocer a mi mujer hasta lo que uno se puede imaginar, lo que conlleva hacer montaña y rodea mi vida, amigos, estabilidad económica y familiar. Llevo haciendo esto toda una vida, desde que tengo uso de razón. Empecé de la mano de mi padre, con mi hermano a los 14 años escalando en roca, en vertical, pero quería hacer más cosas, tenía mas inquietudes y te encuentras con 58 años. Mi vida no tendría ningún sentido si no tuviera la montaña cerca. En 1996 dije que iba a vivir de la montaña, soy guía profesional [certificado por la Unión Internacional de Guías de Montaña], doy charlas, hago expediciones, etc... No son los tiempos de hace 30 años cuando tenía más actividad deportiva, más competitiva, pero sigo haciendo mis cosas y estoy feliz. ¿Qué me ha quitado? A mis mejores amigos, que no lo achaco a la montaña sino al entorno, porque si estás muy metido en este negocio hay cosas que ocurren, te pueden pillar.

-¿Locura o solo aventura?

-Es satisfacción personal, algo muy mío. Ya terminé los 14 ochomiles en 1999, sin oxígeno, subí por segunda vez el Everest e hice la cara norte y la sur, y continué trabajando con el programa de Al filo de lo imposible, acompañando a Edurne Pasabán... y era el momento de volver a intentarlo, de repetir. Me quedan cuatro.

-Toda una lección de superación que supongo centra sus charlas.

-El mensaje que doy en una charla para motivar, no tiene que ver con lo que haré en Vegadeo. Voy a hablar de mi vida, mi trayectoria deportiva, comienzos, expediciones, de lo que soy y pondré una película pues tengo muchos documentales hechos y habrá un pequeño coloquio.

-Coincide que este sábado también estará en Tapia Carlos Soria, alpinista con más de 70 años.

-Todos tenemos que alegrarnos de que la montaña esté en auge, se den conferencias para motivar y transmitir a la gente no solo las cosas malas sino las bonitas. Su visita y la mía pueden ser una referencia para muchos jóvenes.

«Mi vida no tendría sentido

sin la montaña»