Mondoñedo: nuestra capital

A MARIÑA

Un papá, descubriendo a sus hijas los caballos de As San Lucas.
Un papá, descubriendo a sus hijas los caballos de As San Lucas. x. r.< / span>

21 oct 2014 . Actualizado a las 12:57 h.

Contaba Cunqueiro que en la década de los años cincuenta del pasado siglo, una escritora irlandesa de nombre Honor Tracy, visitó nuestra provincia, y así lo recoge en su libro «Notas de un viaje por España». Al parecer a la dama, le llamaron mucho la atención, además de las barbas de aquel insigne mindoniense Lence Santar , el paisaje de nuestra hermosa ciudad. «En Galicia uno de los más extraños lugares a visitar, es Mondoñedo, perdido en lo más salvaje de la Provincia de Lugo; posee un tranquilo y melancólico encanto; la ciudad dormita entre el sueño y el recuerdo; una suave brisa pasa acariciante». Parece ser, que bien aconsejada, visitó al Obispo. Con quien tuvo una amena charla sobre Galicia, los Celtas, Bretones, los pescadores del mar del norte y el milagro del Obispo Santo -Gonzalo-

Evidentemente, desde aquellos tiempo de 1955, la antiguo provincia de Mondoñedo ha cambiado. Pero hay tres hechos que siguen ahí para disfrute de quienes sentimos orgullo identitario.

Las ferias dedicadas a San Lucas. Cita obligada de todo buen mariñano, que debe acudir a la alameda de Los Remedios, y pasear por la calle dedicada al Obispo Sarmiento. Reconocer que la ciudad sigue siendo rica en aguas, pan y latín, a pesar del cierre temporal -deseo- de las aulas del Seminario de Santa Catalina (que magnífico lugar para los cursos de verano de la Universidad, en la histórica Britonia). La búsqueda de: barberías, cantinas y dulcerías, dónde escuchar al paisanaje, comentando de estas o de aquellas San Lucas tan nuestras, en las que descubres el enorme atractivo que sigue ejerciendo la Catedral desde su magnífica plaza.

Ausencia

Este año, he sentido la ausencia de Nilo Martínez, quien me deleitaba e instruía con sus maravillosos relojes ingleses y franceses, de bolsillo, de pared o para colocar elegantemente encima de uno de aquellos muebles de castaño que formaban parte de los salones en las casas de piedra con tejados de pizarra. Siempre le echaremos de menos, los que tuvimos la suerte de visitarle y comprobar cómo seguía dando vida a los corazones del tiempo, gracias a su habilidad, con el torno, para rehacer o acondicionar delicadas piezas.

Val de Brea

Como de costumbre, visita a la dulcería «Val de Brea», de Ángeles y Magín. Dónde siguen con la mágica creación de la reina Ginebra de las tartas de milhojas, y asombrando al mundo, con ese chocolate digno de una tarde de otoño en los jardines de Versalles. Hablamos de todo y de siempre. De la familia Cunqueiro, su botica, las recetas de Carmiña, la casa de los Cabanela que se encuentra a la venta, del desayuno ritual que practican a diario las gentes que trabajan en los juzgados de la ciudad.

No tuve sensación de tristeza o melancolía. Al contrario. Las campanas de la Catedral suenan a esperanza, Don Enrique Cal Pardo sigue con su infinita capacidad para la investigación histórica. Hasta el Peto de Animas de la calle, frente a la dulcería, parecía emitir música de maitines para nuevos o viejos seminaristas.