Un derribo seguido de cerca por numerosos curiosos y nostálgicos

Mar García Balseiro
MAR G. BALSEIRO VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

<span lang= es-es >La variante, en doble sentido</span>. Hasta última hora de la mañan la variante permitió la circulación en dos sentidos, con momentos puntuales de atasco, y como ensayo general para el futuro.
La variante, en doble sentido. Hasta última hora de la mañan la variante permitió la circulación en dos sentidos, con momentos puntuales de atasco, y como ensayo general para el futuro. x. f. ramallal.< / span>

Los viveirenses quieren un espacio libre «verde e con menos cemento»

21 oct 2014 . Actualizado a las 05:04 h.

Implacable, la piqueta cayó sobre los muros de la nave que en su momento acogió el cine Orfeo, y por cuyo interior pasaron miles de personas durante las cuatro décadas que funcionó como sala cinematográfica. La demolición del edificio fue seguida con atención por numerosos curiosos, que a media mañana atestaban la acera de la avenida fotografiando, comentando, recordando momentos vividos en su interior y expresando en voz alta lo que debería hacer «Costas ou o Concello» con el espacio libre que se recupera.

«Más verde e menos cemento», era la opción más comentada entre un grupo de jubilados. «E sombra, que se levaron todos os árbores da última», subraya una mujer que se protege de la polvareda que genera la obra. «¡Cuantas parejas salieron de ese cine!», aseguraba, nostálgica, otra mujer que ronda los cuarenta, y que relataba sin tapujos las veces que a su pandilla los echó de la sala el antiguo concesionario, Anselmo Goás, «por falar demasiado alto», matiza entre risas. La nostalgia de un tiempo pasado llevó también a algunos de los espectadores de la demolición a evocar la que fue un auténtico drama, en el mismo paseo, la de la antigua Casa Barros. «Eso si que foi moito, ¡canto sufriron algunhas familias!», señala un conocido comerciante de Viveiro, al tiempo que ilustra a quiénes le escuchan sobre las características arquitectónicas de aquel edificio demolido hace más de doce años. Cuenta también que el cine se construyó antes que el hotel con el que comparte el nombre, aunque algunos creían lo contario, y destaca la «inmejorable situación» que ocupa el hotel, al borde mismo de la ría.

Cuando cae la última parte de la nave, la vieja cabina de proyección, solo queda en pie el edificio del hotel. No quitan ojo los curiosos a quienes supervisan la ejecución de las obras. Allí están la alcaldesa, María Loureiro, el arquitecto Santiago Meitín, entre otros técnicos municipales y privados, y el hostelero Manuel Balseiro «Nito», bajo cuyo prestigiosos nombre el hotel Orfeo promete tener una nueva época de esplendor cuando Costas autorice el traspaso de la concesión solicitada con ese fin, y se ejecuten las obras de modernización del mismo.