Ya es pasado para una flota más preocupada ahora por el arrastre pelágico
21 jul 2014 . Actualizado a las 07:10 h.El pasado miércoles, 16 de julio, fiesta del Carmen, se cumplieron 20 años del estallido en alta mar de lo que pasó a la historia como la Guerra del Bonito. Cuatro lustros después, esa pesquería estacional se está caracterizando este verano por la abundancia de capturas, lo que compensa unas cotizaciones medias más bajas que a principios de este siglo.
Redes de enmalle a la deriva, volantas de superficie o cortinas de la muerte. Por esos nombres se conocen las artes que desataron en 1994 una confrontación pesquera que creó un conflicto internacional. Pasados los años, supuso la erradicación de esas redes de la costera del bonito.
Ya son historia para armadores y tripulantes de las embarcaciones que ahora salen en verano a por esos túnidos. Desde hace años, su preocupación es el arrastre pelágico de gran apertura vertical. Por su capacidad de capturas, pero, sobre todo, porque reprochan a esos barcos que les utilicen como guías para localizar los bancos, y que aprovechen la noche para largar los aparejos y dejarles sin opción de capturarlos con su sistema artesanal, uno a uno, con anzuelos.
3,2 millones de euros
La costera de este año se adelantó casi un mes respecto a lo habitual; lo mismo que las subastas. Burela es el principal puerto bonitero de Galicia y del Cantábrico, aunque ese pescado azul fresco también se comercializa en la rula de Celeiro. Hasta el viernes, entre ambos mercados han vendido cerca de un millón de kilos de bonito, por los que facturaron 3,2 millones de euros. Comparado con el mismo período del año pasado, esos datos provisionales indican unos ingresos similares, pero 200.000 kilos más de túnido capturado. Desde el 2001 hasta ahora, solo en otros dos años (2010 y 2005) se superaron los desembarcos actuales.