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El exceso de lluvias echa por tierra las cosechas de cereal en Galicia

Xoán Ramón Alvite Alvite
xoán ramón alvite REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Santi M. Amil

En algunas zonas se ha llegado a pudrir hasta el 50 % de la producción

29 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia está registrando una de las primaveras más húmedas de la última década y este exceso de precipitaciones empieza a condicionar de forma muy negativa la actividad en el campo.

Si bien las trombas de agua no han afectado por igual a todas las zonas y producciones, lo cierto es que cultivos como el trigo, el centeno o el raigrás ya han padecido de forma importante las consecuencias del mal tiempo. En el caso del cereal de invierno, que debería recolectarse en poco más de un mes, el encharcamiento de las fincas ha provocado que se pudra una parte importante de la producción, que algunos agricultores llegan a cifrar en más del 50 % de la superficie total. En cuanto al forraje destinado al ensilado, el retraso en la siega propició una merma considerable de su calidad que se traducirá en una mayor dependencia de los piensos.

«A herba medrou demasiado e iso fixo que perdera moita calidade. Tivemos que ensilar case tres semanas máis tarde do previsto. Recollemos moita cantidade de forraxe pero de mala calidade», apuntan desde una cooperativa láctea de Mazaricos que también reconoce pérdidas en varias hectáreas de avena que este año sembraron de forma experimental.

Estas dificultades para recolectar el forraje también se confirman en la comarca del Deza, una de las principales productoras de leche de Galicia, donde muchos ganaderos tienen problemas para retirar la hierba de sus fincas. «Hai fincas nas que resulta imposible entrar, ben para sacar a herba para o silo ou ben para empezar a arar e poder sementar o millo», apunta Román Santalla, agricultor y responsable de ganadería del sindicato UPA. Para este productor lácteo, el retraso de casi un mes que acumula la siembra del maíz les obligará a utilizar semillas con ciclos de maduración más cortos lo que, previsiblemente, también redundará en menores producciones cuando haya que recolectarlo en septiembre u octubre.

Preocupación en A Limia

Esa misma inquietud es la que sacude a los productores de patata de A Limia que, aprovechando la pequeña tregua que les ha dado la lluvia durante esta semana, están llevando a cabo las tareas de siembra. Trabajos que, en la considerada principal zona patatera de Galicia, acumulan entre quince días y un mes de retraso en comparación con ejercicios precedentes. «O ano pasado sementamos o 11 de abril e a día de hoxe (27 de mayo) aínda nos quedan máis de 5 hectáreas por plantar», apunta un productor del municipio ourensano de Vilar de Santos, que teme que este retraso en la siembra tenga sus consecuencias en el momento de la recolección en septiembre. «Se ven un verán bo non pasa nada. O peor é se chove porque daquela non poderemos entrar nas parcelas e a humidade estragará o produto», precisa el productor.

Opinión similar expresan desde la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Pataca de Galicia que prefieren mostrarse prudentes sobre la repercusión que podría tener este considerable retraso en las tareas de siembra. «Efectivamente, rexístrase un retraso na sementeira que non ten porque ser negativo sempre e cando o tempo acompañe entre a última quincena setembro e a primeira de outubro que debería ser cando a pataca xa está para recoller», precisa José Antonio Chao, técnico del consejo regulador de esta IXP que certifica más de 200 hectáreas anuales.

Más tranquilos todavía parecen estar los agricultores de Bergantiños que estiman que el actual retraso no debería tener trascendencia sobre la producción final. «É probable que se retrase algo a recollida, pero nada máis. O problema sería se o verán ven húmido e con baixas temperaturas xa que podería dar lugar a aparición do mildiu (la enfermedad más frecuente) pero non creo que isto suceda nin que a produción sexa inferior a de outros anos», apunta Juan García Pose, uno de los mayores productores de la zona.

Solo tres de cada mil agricultores tienen un seguro para inclemencias

El campo gallego sigue dependiendo en exceso de la meteorología para desarrollar y planificar su actividad agrícola. De hecho, durante las últimas campañas, tanto los temporales de lluvia como los períodos prolongados de sequía han echado a perder una parte importante de las cosechas y, de forma paralela, provocado cuantiosas pérdidas a los agricultores de la comunidad.

Pese a ello, parece que la climatología sigue sin estar considerada como un factor importante de riesgo para la inmensa mayoría de las explotaciones gallegas. Tanto es así, que tan solo 243 de las más de 80.000 personas que tienen la consideración de agricultores en la comunidad tienen suscrito algún tipo de seguro que cubra las pérdidas derivadas de la merma de producción o la pérdida total de cultivos forrajeros como el maíz o de otros como la patata.

Precisamente en el caso de este tubérculo, y según los datos que facilita Agroseguro, agrupación que aglutina a una veintena de las principales compañías aseguradoras del país en el ámbito de las pólizas agrarias combinadas, solo un cultivador suscribió durante la pasada campaña (la contratación para la presente se inicia el 1 de junio) un contrato para cubrirse ante posibles pérdidas provocadas por las inclemencias meteorológicas. En la campaña 2014/2015 tan solo habían sido dos las explotaciones aseguradas.

En cuanto a cultivos forrajeros, la superficie protegida (en su mayor parte destinada al cultivo de maíz) asciende a casi 6.000 hectáreas de superficie con una producción estimada de más de 228 millones de kilos. Lejos, sin embargo, de las más de 85.000 hectáreas que anualmente se siembran con esta gramínea en la comunidad.